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Mostrando entradas de octubre, 2023

Casas jaula

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En el telediario de medio día entrevistaban a varios jóvenes y “jóvenas”, en representación del grueso de la juventud española, que han tenido “la suerte y el privilegio” de asistir al acto de jura de la Constitución de la princesa Leonor, quien ha pedido a los españoles en su discurso «que confíen en mí, como yo tengo puesta mi confianza en España». Se les instaba a que escribieran en un papel en blanco sus deseos y preocupaciones para el futuro más inmediato. Una de ellas lo tenía claro, por lo que ha escrito: “TRABAJO Y VIVIENDA”. Lo que me ha hecho recordar, como ejemplos paradigmáticos de una problemática global, las “casas jaula” y “casas ataúd” de Hong Kong, la situación de sinhogarismo de personas laboralmente activas en ciudades como Los Ángeles, o los microapartamentos de Varsovia a precios delirantes. Porque los jóvenes y “jóvenas” de este país, de tontos, tontas y tontes, no tienen un pelo, y saben que de seguir con la tendencia alcista de precios, puramente especulativa, t

El idioma de los besos

«Por un beso de la flaca daría lo que fuera», dice la canción.  Desconozco cuál será la mitología alrededor del primer beso romántico, como ese tan deseado de “la flaca”; pero Plutarco arroja luz sobre el origen de la costumbre del beso casto, propio del saludo entre mujeres y hombres, en su Vida de Rómulo , y es que cuenta que los troyanos, que huían de la toma de su ciudad, fueron a recalar en las inmediaciones del río Tíber, y una vez en tierra y sin saber qué hacer, una de ellos, llamada Roma, que sobresalía en linaje y prudencia, propuso prender fuego a las naves para asentarse en aquel lugar; que más tarde se llamó Palacio. No obstante, antes de todo aquello, las mujeres, tras la quema de las naves, y como los hombres comenzaron a impacientarse, por miedo y para templarlos en su ira, comenzaron a saludarlos con besos de respeto y afecto.  El idioma de los besos es el más complejo y poderoso de los existentes Todos hemos besado en algún momento de nuestra vida, pero nunca hemos da

La vida íntima

Leo diarios y llevo un diario. El diario íntimo, aquel que refleja en sus páginas el discurrir de lo cotidiano como testimonio anejo al orden de acontecimientos sociales, políticos y económicos que le ha tocado vivir a su autor, pues hay no pocos detalles esenciales y veracidad de lo que ocurre en el mundo en la narración de un almuerzo o una merienda; en una anodina tarde de domingo o en la percepción del mundo a través de un dolor de muelas. La historiografía, por su parte, enfocada a narrar los grandes sucesos, no está exenta incurrir en dictámenes erróneos, corrompidos por intereses espurios. Ya lo advierte Plutarco en la Vida de Alejandro: «No escribimos historias, sino vidas, pues por regla general, no es en las empresas de mayor gloria donde se hallan testimonios de virtud o vicio, sino que a menudo una situación pasajera, una frase o una broma reflejan mejor el carácter que batallas de muchos muertos o los más vistosos ejércitos y asedios de ciudades». Con el correr de los sigl

Amigos, amantes y aquello tan terrible

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Me despierto con la noticia del fallecimiento de Matthew Perry. Para las personas de mi generación fue alguien muy presente en nuestras vidas. Por entonces no existían las plataformas de vídeo a demanda y todos veíamos Friends , El príncipe de Bel-Air y Sensación de vivir.  Últimamente le he seguido ligeramente la pista por una página de Instagram llamada Sober Celebrities. Fue ahí donde conocí su problema con las adiciones. He indagado sobre las causas de la muerte, pero ningún medio se ha pronunciado al respecto; todos corren un tupido velo que deja libertad al lector para que llegue a sus propias conclusiones. «Los secretos te matan; los secretos matan a las personas como yo», sentenciaba en una entrevista reciente en relación a su autobiografía, Amigos, amantes y aquello tan terrible, para e l canal ABC News. Llama la atención la mansión donde recibe a la entrevistadora, por lo que uno puede llegar a dos conclusiones, a saber: que verdaderamente era una de esas personas a las que l

Los restos del naufragio

Ricos y pobres, opulencia y esclavitud, hambre y guerra, y estupidez. Estupidez a raudales. Que la rueda siga girando. Ya está todo dicho y aun así todo sigue igual. Me siento algo cansado y decepcionado. Mi desafío ahora es sereno, meditado. Que la rueda siga girando. ¡Qué más da! Todo sigue igual. Me ha aprovechado bastante el artículo de hoy de De Prada, el cual versa sobre el «lúcido ensayo de Diego Fusaro, “El nuevo orden erótico (Ed. El Viejo Topo)”», y que concluye con el versículo decimoquinto del capítulo tercero del Génesis, a saber: «Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar». Gana el “Madrid” al Barça: dos a uno en el último minuto. Me entero por Facebook. No importa cuánto quiera aislarme del ruido exterior. «¿Ves? —me digo—, la rueda sigue girando». La tele del comedor suena de fondo: el cacareo de una tertulia donde se debate de forma cínica e inútil el horario de la jornada labora

Caos y confusión

Me invade la sensación de vivir en un mundo regido por ideologías posapocalípticas, donde todo es confusión y caos. En la valla pública publicitaria que hay enfrente del supermercado, han fijado el cartel de una obra de teatro donde se trata el lesbianismo con «ironía, picardía y humor». Al menos esto último es lo que aseguran los publicistas encargados de dar difusión al espectáculo; todo ello sazonado con una advertencia que transcribo a continuación: «Eso sí, no vengan con niñ@s a no ser que tu educación sea libre. Advertidos quedan».  Me preguntaba desde ayer qué entenderían ellos por “educación libre”, mientras me aguijoneaba la idea de dedicarle una reflexión al asunto. Hasta que esta mañana me he levantado, he leído el artículo semanal de Juan Manuel de Prada, titulado “Animales de compañía”, y me la ha puesto él mismo en bandeja, a saber: «El capitalismo no es un mero sistema económico, sino que posee una visión totalizadora y articulada del hombre, una antropología corrosiva q

I can

Rescato un fragmento del libro que estoy leyendo y que habla sobre Memnón, que estaba al mando de un millar de etíopes, y se lo envío por guásap a mi hijo mayor. También le envío la tercera estrofa de la canción de Nas I can. El primer comentario del vídeo en Youtube pide el Premio Nobel de la Paz para el rapero por la canción.  En la Plaza de la Paz, justo enfrente de la clínica, se inaugura un festival de manga que durará todo el fin de semana. Lo hablo con el fisioterapeuta, que es un chico joven, y me dice que esta noche se pasará a ver los conciertos y a tomar algo. Hablamos de la cultura japonesa y yo menciono el problema de la vivienda y el suicidio. No hace demasiado aprecio y le hablo de música, lo que nos lleva a la cultura estadounidense. Me cuenta que ha visitado Miami y Florida.  De vuelta me llama un número desconocido: es ella, ha salido a la calle y está en una tienda; no encuentra su teléfono y le han prestado uno. Estoy cerca, de modo que le digo que se espere donde e

Cementerio de San José

Hay una foto mía junto a mi abuela materna en la puerta del cementerio de San José para el Día de Todos los Santos. No importa el tiempo que lleve sin sacarla del cajón, la tengo grabada en la retina. Tendría yo unos cinco o seis años. Llevo unos zapatos negros de la marca Gorila, un pantalón marrón de pana ligeramente acampanado, un jersey de pico color burdeos y con motitas, y una camisa con el cuello de pico alargado, característico de los años setenta. Se puede sentir el frío solo con mirarla. Yo aparezco encogido, con una mano en el bolsillo y la otra cogida a la de mi abuela, que va toda vestida de negro. Supongo que la haría mi padre. No recuerdo nada de aquel día. Es un día triste y gris. Pensaba en la fotografía mientras paseaba con el bebé por el centro comercial y observaba todos esos escaparates disfrazados con motivos de Jálogüin. Se respiraba un ambiente festivo. Qué diferente de la mía será su infancia. Como cuando mi padre me compraba juguetes y hasta una maquinita de j

Riqueza

Tengo al bebé encima de mí, está aprendiendo a tenerse en pie. Las veces que lo consigue mientras le sujeto las manos, emite un agudo y estruendoso chillido de alegría. Lo veo y pienso que está en la cima del mundo. Nada se interpone entre él y la felicidad absoluta; sostiene entre sus manos el Santo Grial, la piedra filosofal. Su riqueza es superior a la de cualquier mortal, extraterrena, ni siquiera comparable a aquello que narra Homero en la “Ilíada” de Erictonio, quien llegó a ser el más próspero de los hombres mortales. Jesús de la Palma 

Rol de cornudos

La segunda acepción que da la RAE de cuclillo es la que me interesa, a saber: “Marido de la mujer adúltera”.  La primera tiene que ver con la ornitología.  Mi padre y mi abuelo materno tuvieron pájaros, mayoritariamente canarios; muy similares en tamaño y aspecto al cuclillo. Recuerdo ir de chico con mi padre a una pajarería que había en la Cuesta del Progreso, debajo de la sede de Falange Española. Allí me compró mi primer canario. Tenía el plumaje de la cabeza aplastado y era amarillo. Lo llamé Pitu: por pituso o pitusino, no lo recuerdo bien. Cuando se murió lloré mucho, fue mi primer duelo. A partir de ahí no quise más pájaros. Aún lo recuerdo tieso, en el suelo de la jaula. Después me compraron un perrito, pero lo devolvieron a los pocos días porque no me hacía a él.  Me interesa la figura del cuclillo por lo que tiene de trágica. Siempre me han interesado más los parias que los héroes. Camilo José Cela, no obstante, dedica en Rol de cornudos , con su tono de sorna particular, una

Carmen

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La panadería no está lejos, a unas pocas calles en dirección al Ayuntamiento. También es pastelería, pero nunca compro dulces. Desayuno un bollito a diario y ya no vuelvo a comer pan hasta el día siguiente. Nunca he almorzado con pan. Ayer por la tarde compré cinco bollitos integrales que guardo en el congelador. Esa costumbre de comer a medio día con pan no sé de donde viene, pero supongo que vendrá de antiguo y será para sentir la panza llena, porque llenarla con carne cuesta lo suyo. De todos modos, no soy de mucho comer.  M. A. ya balbucea, se despierta y nos dice cosas que solo él entiende. Mientras se toma el biberón, y lo hace con ansia, con una manita me agarra un dedo y con la otra se tira del calcetín. Anoche vi “Carmen”, la película basada en  la obra operística de Georges Bizet, que sitúa la trama en la España dieciochesca. Le pregunté a ella por Paz Vega, de la que no he sabido nada, cinematográficamente hablando, en años. Tampoco me supo dar una respuesta clara. «“Carmen”

El mito en el cine

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Cuenta Pausanias que en Fliunte, ciudad situada al este de Arcadia, cuando Heracles volvía del Jardín de las Hespérides, como no le gustó la bebida que le sirvió Ciato, el copero, lo golpeó, y aunque fue con un solo dedo, lo mató. No sé hasta qué punto está inspirada en este relato, o ni siquiera si lo está, la escena de “Goodfellas (Buenos muchachos)” en la que Tommy DeVito (Joe Pesci) dispara en el pie al camarero, alias “Araña (Spider [Michael Imperioli])”, por olvidarse de servirle la bebida; pero no cabe duda de que, por lo extremo y excepcional de ambas conductas, es lícito pensar en que Scorsese estuviera al tanto del mito y decidiera rendirle homenaje. Jesús de la Palma

Menudencias diarísticas

De nuevo la ridícula idea de comenzar con la novela que siempre me ronda por la cabeza. Todo a raíz de que se me ocurre una frase; como lo que ya he escrito mil veces sobre cuando era pequeño y quería escribir un cuento y solo alcanzaba a escribir “érase una vez”.  Ya me imagino sentado en el escritorio, frente al ordenador, y no con el teclado del teléfono, enredado en estas “menudencias diarísticas”. Pienso en varias editoriales a las que enviarles el borrador y ya me veo consagrado como escritor, aclamado por la crítica y el público, y eso que solo se me ha ocurrido una primera frase, a saber: «Tengo un callo en la mano izquierda, justo en el primer pliegue, debajo de los dedos índice y corazón; es de estrujar con fuerza los trapos de la limpieza». La vida misma es un sueño inalcanzable, ¿qué me impide soñar que me convertiré en un escritor consagrado? Y si no es con la novela, será con el diario: «Algún día...», me digo.  No hago sino seguirle el juego a la vida. Me levanto y me as

La broma infinita

Me cuenta que este año hay varios alumnos nuevos. Uno de ellos es polaco y no habla español.  En el poco tiempo que llevan de curso, ella se ha dirigido a él en inglés, creyendo que lo hablaba, puesto que asentía con la cabeza; hasta que hoy se ha percatado de que únicamente habla polaco; por lo que se han comunicado a través del traductor del teléfono.  Me lo ha contado como una anécdota simpática; que lo es, aunque no he podido evitar pensar en su cara más triste.  En la entrevista que vi ayer de David Foster Wallace, este se sorprendía de que la gente encontrara divertida “La broma infinita”, cuando él la concibió más con ánimo de desventura que de aventura. Todo esto me ha hecho recordar cuántas veces yo mismo he fingido entender algo que no entendía, o me he reído de algo que no solo no me hacía gracia, sino que me hería. El humor es tan difícil de encontrar como la propia inteligencia, porque sin esta no hay aquel. Yo mismo me he convertido en un hombre de lo más serio, y no porq

Docta ignorancia

Llevo años buscándole un hueco en mi itinerario lector a “La broma infinita”, por lo que espero que llegue pronto. No recuerdo que nadie me hablara de la trama de novela, y no estoy seguro, pero me inclino a pensar que la conocí porque siempre he querido saber en qué pensaban los suicidados por la sociedad; no creo que exista el suicida exclusivamente vocacional. Hay una entrevista de su autor, David Foster Wallace, en la que este se muestra inseguro frente a sus respuestas; en un ejercicio de docta ignorancia lacaniana, llega a pedirle a la entrevistadora que dé su opinión al respecto de lo que se le pregunta, pues así él se sentirá más cómodo, pensando que aquello es un diálogo, más que un cuestionario. Esa inseguridad frente a lo universal, que ante todo denota un profundo conocimiento de lo particular, más propio del sabio que del ignorante, me ha resultado atractiva y conmovedora. A su vez, no he podido evitar pensar, durante el transcurso del visionado, en la causa de su muerte;

Café con leche

El café con leche me gusta caliente, no importa si invierno o verano. En el microondas lo tengo durante dos minutos. En las cafeterías lo pido caliente y sin espuma. El café es una bebida democrática: se toma en las cárceles y las universidades; en los hospitales y en los juzgados. Es la principal excusa para reuniones entre amigos o reconciliaciones amorosas. El café es una bebida amarga que deja un apacible regusto en el paladar durante horas. Si la vida fuera una bebida, sería el café. Yo he tomado café en el entierro de mi padre y en el nacimiento de mi hijo. He tomado café sin aliento para la vida y colmado de dicha. Solo y en compañía. Mi vida podría narrarse con los momentos en los que sorbía un café con leche; todo lo que hay que contar de ella descansa en los posos de una taza de café. El café, negro como la muerte, es sin embargo un trampantojo para ahuyentarla; el café es vida que se disfraza de muerte, como la costumbre actual de vestir de negro en señal de luto, que nadie

Viernes noche

Viernes por la noche. Llueve. Duerme el niño. Leo sobre mitología griega. Clímeno albergaba una pasión incestuosa por su hija Harpálice, tenida con Epicaste. En venganza, Harpálice asesinó al hijo que tuvo con él (que era a la vez su hermano), cocinó el cadáver y se lo sirvió a Clímeno.  Mientras tanto, escucho “The sweetest pain“, de Dexter Wansel, padre musical de Jamiroquai. La portada del disco es a la vez serena y majestuosa.  Este mediodía han dado una noticia en el telediario,  escribo el suceso en el buscador de Internet y encuentro varios titulares, entre ellos, este: «Ha sido detenido y encarcelado en Barcelona un hombre por violar a su hija de treinta y siete años desde que era menor de edad». Jesús de la Palma 

Régimen de aislamiento

Para este tiempo del que nada entiendo y cada vez menos quiero saber, esto de uno de los enfermos de “Pabellón de reposo”, la novela de Cela, a saber: «Siento el malestar que me invade con un disgusto que no conduce más que a acentuarlo. (...) No tengo ganas de nada, ni de morirme siquiera. ¡Me encuentro tan a gusto sin hacer nada, sintiéndome vivir aún entre el sufrimiento!» Y es que vivo en régimen de aislamiento desde los cinco o los siete años, no lo recuerdo exactamente; convencido, aunque con recaídas puntuales, de que no he venido a hacer nada a este mundo porque no hay nada que hacer con él. Hoy por hoy, un poco de lecturas místicas, clásicas y también políticas, ¿por qué no?; pero estas últimas, desde la barrera, como en los toros. Jesús de la Palma 

Desayuno

Es el segundo día que desayuno con la taza que me regaló para el cumpleaños, con la foto en la que aparezco junto a mi padre a pie de orilla. En la parte de atrás, algo que escribí no hace mucho sobre el mar. Ella toma café solo y una tostada con tomate y jamón. La mía es de paté de pimienta, y el café, con leche. No importa si invierno o verano, el café me gusta caliente, y hoy me he levantado a mitad porque se había templado. Desayunamos siempre uno enfrente del otro, y el bebé, en su carrito, mirándonos a uno de los dos; dependiendo del día. Hoy me mira a mí, hasta que se empieza a quejar y lo pongo mirando hacia ella. El mantel es de una tela impermeabilizada, con un estampado floral. Si alguien entrará estando la casa vacía sabría que aquí vive una mujer. Mi plato ha quedado con el cuchillo pringado de paté y una servilleta de papel arrugada dentro; está lleno de migas de pan. Mi taza ya está vacía, con un ligero poso oscuro. Aquí, un vaso de agua y un servilletero, y allí, una ca

Al borde del precipicio

¿No es terrible? A mí me lo parece. Alentar a las personas a ir al psicólogo cuando se les quebranta el ánimo mediante la imposición de unas condiciones socioeconómicas de precariedad y perversión ideológica es terrible. Eso es ejercer la violencia contra la víctima con total descaro e impunidad. Y para más inri, el sistema sanitario no está capacitado cuantitativamente para brindar una atención psicológica gratuita de calidad, de modo que la fórmula que se genera es la siguiente: si usted no tiene trabajo o su trabajo es precario, a tal punto que su sueldo no le alcanza para cesta de la compra ni para pagar el alquiler; no hablemos de formar una familia o adquirir una vivienda en propiedad; quítese de comer una semana al mes y pague la consulta de un psicólogo, porque el problema lo tiene usted; es suyo, no es estructural. Viene esto a colación de un vídeo que he visto, uno de tantos, en una página de Instagram relacionada con la salud mental, más concretamente con la prevención del s

Cuadernos manuscritos

Tengo bastantes cuadernos manuscritos en la primera estantería del mueble librería, junto a los libros de la carrera, algunas revistas y otras tantas fotocopias con artículos de interés; descansan junto a la urna con las cenizas de mi padre. Es un pequeño cementerio, un santuario particular; una capilla ardiente a la que peregrino con una mirada nostálgica cada vez que entro a la habitación. En cuanto a las “confesiones”, son un trabajo diarístico de años que nadie ha leído, ni siquiera yo, porque escribir no es leer, y quitando alguna página abierta al azar, nunca he abierto esas libretas para algo que no fuera escribirlas, por lo que, una vez terminadas, cada una firmaba su sentencia de destierro. Algún día terminarán en la basura; he pensado en quemarlas, pero sería demasiado aparatoso y pretencioso; no creo que merezcan un ritual de despedida. Son las ideas de una época pasada que ya no tienen nada que decir en esta; papeles demasiado íntimos que cumplieron su cometido y quedaron e

La imagen elegida

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He aprendido a no hacerme eco de noticias escandalosas. Ahora, en todo caso, menciono este tipo de acontecimientos de pasada, soslayadamente, diarísticamente.  A medio día veía las noticias del conflicto armado que ahora causa más revuelo; el otro, que abrió los telediarios durante un buen tiempo y después paso a ser comentado como coletilla informativa, se ha esfumado del debate público, y eso que sigue tan activo como el primer día.  Me acordaba del ensayo de Susan Sontag. Lo que se nos muestra es «la imagen que eligió alguien», advierte.  Conforme pasan los años, me muestro más sereno; no voy a entrar en el juego sucio de los medios de comunicación, dispuestos a generar alarma y escándalo. Son como un local de apuestas, que te invita a entrar con toda su parafernalia luciferina disfrazada de diversión. Me estoy haciendo al mundo, lamentablemente. Estoy aprendiendo a mentir desinteresadamente, con la inercia del que ha aprendido las reglas de un juego que detesta, pero al que tiene q

Ahorcadura

“La reina de África”, con Humphrey Bogart y Katharine Hepburn, termina con una sentencia condenatoria a la horca, de la que por gracia del destino, ambos salen airosos, burlando así una suerte aciaga. La ahorcadura es la sentencia de muerte más representativa del simbolismo mortuorio más trágico. Un cuerpo inerte colgando por el cuello es iconográfico. Ya en la civilización minoica (edad de bronce) el culto del árbol es tema de varias obras de arte. Se dice que Ariadna, la diosa cretense, se ahorcó, como la Erígone ática. Ártemis la Ahorcada, que tenía un santuario en Condilea, Arcadia, y Helena de los Árboles, que tenía un santuario en Rodas, y a la que se dice que ahorcó Polixo, pueden ser variantes de la misma diosa. Jesús de la Palma 

Cuadragésimo octavo cumpleaños

Ha sido un día largo, pero ha esperado despierta hasta las doce y ha venido a sentarse conmigo al sofa. Ella sabía que yo quería una taza personalizada para mi cumpleaños. Tenía varios mensajes en mente, como “la sociedad es un lavado de cerebro”, “me cago en todo en general” o el bartlebyano “preferería no hacerlo”. Finalmente ha sido una taza, pero con una fotografía en la que mi padre y yo aparecemos posando, abrazados, en la orilla de un mar que hoy queda tan lejano que solo puedo imaginarlo.  Detrás de la foto hay un fragmento de un parrafito que escribí no hace mucho sobre el mar que veo desde la ventana de la cocina. Un hombre como yo necesita una mujer como ella, que es ángel antes que esposa.  Antes estaban dando en la tele una de Humphrey Bogart, “La reina de África”. La he visto a retazos. Es la única que me faltaba por ver. De Bogart las he visto todas y las tengo todas en DVD. Siempre me ha gustado el cine clásico, en blanco y negro. Mi padre lo sabía y estaba atento a tod

El camino

Ayer domingo le quité el chicle de la suela a las zapatillas y aproveché para limpiarlas. Hay toda una cultura alrededor del cuidado y limpieza de las zapatillas. Las redes sociales están repletas de tutoriales. Yo fui muy aficionado a la cultura de las zapatillas, en inglés, sneakerhead. David Vidal, “peregrinodelavida33” en Instagram, no usa zapatillas; camina con unas sandalias de una marca que intuyo que lo patrocina, Hommo Sandals. La gente le ofrece regalarle calzado, pero él siempre rehúsa los ofrecimientos. Sí facilita su número de teléfono para todo aquel que le quiera regalar dinero. Sé de él desde hace tan solo unos días. Creo que todo comenzó con el Camino de Santiago, allí fundó “La casa de los dioses”, de la que se puede encontrar información en Internet, una comunidad que recibe a los peregrinos con comida y alojamiento sin pedir nada a cambio, excepto la voluntad. Vidal tiene facilidad de palabra e infulas de gurú.  Agradece a la vida y camina.  Según él mismo narra en

Un año antiguo

Leo 2023 y, aun estando dentro, me parece ya un año antiguo. Lo he leído antes en el prospecto de una medicina que tengo en el cajón y que caduca en noviembre de este mismo año. También, de camino a la casa, el cartel de un concierto, a finales octubre; en unos días. La fecha más cercana que se le asemeja y que recuerdo es 1993. En 1983 era muy chico todavía.  Si algo me congratula es el paso del tiempo. Nunca he querido vivir para siempre, ni siquiera en los momentos de más intensa felicidad. No soy pesimista; basta un simple dolor de muelas para replantearse muchas cosas. Bryan Johnson es un empresario de éxito, más conocido por su Proyecto Blueprint, con el que asegura haber conseguido una notable reducción del ritmo de envejecimiento. Para ello, aconseja consumir su propia marca de aceite, el cual, según él mismo publicita en su página de Internet, «puede proteger potencialmente contra diversos cánceres, enfermedades cardiovasculares, diabetes y afecciones neurodegenerativas al red

La vida en zigzag

Esta mañana he pisado un chicle. Aún hace calor y estaba pegajoso. Me va a costar trabajo limpiarlo, porque el dibujo de la suela es en zigzag y las hendiduras son muy estrechas. Por la tarde he ido al médico. La doctora ha aplaudido mis niveles de colesterol y yo me he alegrado. Nunca habría imaginado llegar a este punto. Fui un joven invencible. Lo celebro con un café con leche y una magdalena con relleno. En la cafetería, un hombre, para mí joven, lleva una pulsera de seguimiento en el tobillo. No es el primero que veo. Me pregunto qué habrá detrás. En el edificio de enfrente vive un punki. Lo he visto al salir. Le calculo mi edad. Los punkis de hoy son “viejas glorias”. Tiene una cresta enorme, que tinta de diferentes colores cada tanto. Es operario en alguna empresa de mantenimiento. Me he fijado en que a veces lleva un mono de trabajo.  Voy a la peluquería. Demasiado corto, para mi gusto; aunque mientras me corta, observo en el enorme espejo que tengo a la espalda la calvicie de

Lo de arriba y lo de abajo

Independientemente de si Atenas, China o Jerusalén, de si Sócrates, Jesucristo o Zhong Xiang, la Historia es esta: Jacques Gernet narra en “El mundo chino” el caso de «un tal Zhong Xiang, que tiene aptitudes de caudillo guerrero, de mago y de curandero». En 1130 estalla una sublevación campesina dirigida por él y se le atribuyen estas subversivas palabras: «La ley separa lo de arriba y lo de abajo, el rico y el pobre. Pomulgaré una ley que obligará a que lo de arriba y lo de abajo, el rico y el pobre sean iguales». Zhong Xiang no tarda en ser capturado y ejecutado. Jesús de la Palma 

Argos Panoptes

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En su obra “El capitalismo de la vigilancia”, Shoshana Zuboff advierte de que «la telemática augura el amanecer de una nueva era de control conductual». No obstante, Apolodoro (180 a. C.—190 a. C.) ya habla de Argos Panoptes (Argos que todo lo ve), «pues tenía ojos por todo el cuerpo». Un guardián de lo más efectivo, ya que solo algunos de sus ojos dormían mientras otros hacían guardia. Jesús de la Palma

Acontecimientos vitales

Siempre tengo entre manos una lectura formal , en la que estoy centrado y a la que dedico diariamente el tiempo medido y pertinente; luego están otras esporádicas, de las que bebo a pequeños sorbos en momentos puntuales del día. El año pasado, lo miro en el diario, tenía como primera lectura El mundo chino , de Jacques Gernet, y como añadida, Vivir para contarla , las memorias de García Márquez, que abandoné por diversas razones a las ciento y pocas páginas.  Cuántos encuentros y reencuentros literarios de un doce de octubre a otro: Homero, Shakespeare, Platón y Aristóteles como los más destacados.  He terminado siendo un pobre hombre que lee, porque los que ante todo son lectores nunca terminan de comprender el mundo y menos aún de encajar en él. Soy un fugitivo por el que nadie ofrece recompensa.  En este tiempo también ha habido otras lecturas. Recuerdo con especial cariño Ordesa, de Manuel Vilas, y Los vencejos, de Fernando Aramburu. También hubo sitio para Pascal, La Rochefoucauld

Qué risa, María Luisa

Mi padre, hombre transparente donde los hubiera, y por tanto lejano amigo de la ironía, tenía, no obstante, una muletilla que repetía cuando algo no lo veía claro: «Ay, qué risa, María Luisa». Una herencia lingüística que utilizo yo con mi hijo pequeño en una versión particular y extendida cuando me sonríe y le contesto, también sonriendo: «Ay, qué risa, María Luisa, ja, ja, ja; ¿nos reímos juntos, mi vida, nos reímos...?». Entonces él me devuelve otra sonrisa y nos reímos juntos. Tiene el pelo arremolinado, como yo, en el cogote. Y rubio, como cuando yo era como él. Ahora que lo miro, con su barbillita partida y los ojitos chicos y almendrados, es como si la vida me hubiera dado otra oportunidad. La fuerza del mito, que aún nos sigue acompañando. Leo que “las brujas de Inglaterra, Escocia y Bretaña aún se atribuían el control y venta de los vientos a los marineros en una fecha tan tardía como finales de los siglos XVI y XVII”. Las corrientes ideológicas del siglo XXI, validadas por la

Gigantomaquia

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Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, y cabe mencionar que del mismo modo que el secuestrador habla de libertad y de amor el asesino; así habla la voz del capitalismo, con su legión de colegionarios como avanzadilla, de rendimiento e índices de felicidad. El mundo vive una pesadilla infame: donde no hay guerra, hay pobreza, y donde no hay pobreza, hay desigualdad y precariedad. Mientras tanto, se habla de esfuerzo, resiliencia y continuismo. Esta necrófaga fase del capitalismo, principalmente enfocada a la “vigilancia”, en su calidad de espíritu nacido de la Tierra, oculta un elemento religioso en su esencia, únicamente combatible tomando conciencia del problema desde la base; sin embargo, se nos pretende hacer ver que todo está en nuestras mentes, y que hay un serio problema de salud mental, que ya han elevado, las autoridades pertinentes, que lejos de ser parte afectada, son parte del problema, a pandemia; vivimos una catástrofe humanitaria que pretenden que combatamos con ansiol

Si Dios quiere

Mi abuela, para despedirse, le decía a la gente: «Ande usted con Dios». Mi padre: «Hasta mañana, si Dios quiere». Cuando miro a mi hijo pequeño me acuerdo de mi abuelo, se lo acabo de decir a ella. De sus despedidas para con la gente no me acuerdo, pues murió siendo yo muy joven, aunque sí de otras muchas cosas. Tenía un humor serio muy particular del que finalmente no he hecho mi seña de identidad, aunque sí lo he tratado de imitar durante un largo periodo de mi vida. Hasta no hace mucho me sentía alejado de los mayores, sin embargo, en el fondo siempre he querido ser uno de ellos; quería darles alcance, pero no me alcanzaba la experiencia, y expresiones como las de marras no entraban en mi vocabulario cotidiano. Hoy tampoco suelo mentar a Dios para despedirme, pero con el correr de los años ha habido un cambio drástico en mi concepción del tiempo, por lo que ahora no doy por hecho nunca el día siguiente. Sin duda, vivo mejor así, sin dar la vida por sentada. Pensar que cabe la posibi

Apolo

Continúo con la lectura de “Los mitos griegos”, de Robert Graves. En las anotaciones al pie de cada capítulo leo que «los atenienses no eran amantes de la guerra a no ser para defender su libertad o alguna otra poderosa causa, y despreciaban a los tracios por ser unos bárbaros que habían hecho de la guerra un pasatiempo». Asimismo, que Apolo, enemigo del barbarismo, predicó la moderación en todo y tuvo bajo control durante la época clásica las ciencias en general y la música, la poesía, la filosofía, la astronomía y las matemáticas y la medicina en particular. Leo a su vez que Jacinto, el joven príncipe espartano, fue en clave mitológica el primer hombre que cortejó a otro hombre. No deja de ser paradójico, pues, que en la sociedad actual se hable de progreso cuando la mayoría de las guerras se inician por intereses económicos, cuando la sexualidad se halla postrada a los pies del capitalismo y ha perdido cualquier propósito narrativo, y cuando la poesía y la filosofía han sido desterr

Arcoíris

La aplicación de fotos me recuerda un arcoíris como nunca antes lo había visto, fue en la isla de La Palma, en 2021. Concretamente me muestra un vídeo que grabé desde el coche, mientras ella conducía. Se escucha la radio de fondo, un programa deportivo; retransmiten un partido de fútbol. Escuchar los partidos y los debates postreros me relaja, es como pasar a vivir en un limbo donde los problemas quedan atrás. Por esto mismo el universo futbolístico de los espectadores es peligroso; similar a una droga, por la que los adictos harían cualquier cosa por conseguir su dosis, sin importarles lo más mínimo que en el mundo de afuera suenen las trompetas del apocalipsis.  Ayer mismo veía el vídeo de un hincha argentino (podría haber sido chileno, italiano, español, inglés o alemán), un señor mayor que mostraba ante la cámara, visiblemente alterado, la cicatriz de una operación de corazón tras sufrir un infarto mientras veía un partido. Entre lágrimas, aseguró que por su equipo haría lo que fue

Opinión pública

En la página de Instagram “Darién no es una ruta (dariennoesunaruta)”, el testimonio de un migrante venezolano que cruza la selva de Darién con un bebé de cinco meses. Mi hijo pequeño tiene ahora mismo cinco meses y me estremecen tanto las imágenes como su testimonio.  No me dejan indiferente los comentarios violentosy recriminatorios en bloque, culpabilizando a un padre que no es sino la víctima de un régimen de gobierno particular. Tras ello se me ocurre que la opinión pública es un monstruo creado por las élites de cada tiempo. He leído setenta páginas. Robert Graves, “Los mitos griegos”. No hay nada más moderno que la Antigüedad. Esta mañana han traído la televisión nueva. El mando es pequeño y no lleva pilas, se puede cargar con electricidad o con la luz del Sol, para esto último tiene un panel en la parte trasera. Recuerdo que cuando era pequeño, y hasta adolescente, que las teles no venían con mando a distancia y solo había dos canales. Este mando tiene muy pocos botones porque

Mueble-biblioteca

Ayer comimos con Y., V. y su hijita N. Desde los ventanales se veían la Isla de Lobos y Lanzarote. Unas vistas fantásticas. Les hice una foto. Sirvieron un arroz riquísimo y carne y helado de postre y después café. Durante la sobremesa hablamos de rutinas para ejercitar la mente y yo dije que trataba, en la medida de lo posible, de leer a diario un número determinado de páginas, que unas veces eran más y otras menos. El número que considero óptimo son cincuenta. Por la noche, muy cansado, terminé el libro y caí en la cuenta de que no había visto allí ningún mueble-biblioteca, lo comenté con ella y coincidió conmigo. Recordé que un diarista español afincado en Nueva York, Hilario Barrero, escribió una vez que sabía cuánto iba a durar una visita en función de la biblioteca de los anfitriones. El nuestro no fue el caso, pues aun sin libros las horas de charla transcurrieron de forma distendida. Los temas de conversación fueron los propios de familias concienciadas con la responsabilidad d

Rara avis

En el telediario regional, un portavoz vecinal: «La gente viene a decirme que tiene ganas de suicidarse porque no llega a final de mes». Según diversas fuentes, once suicidios y doscientos veinte intentos suceden al día en el país. Mientras tanto, en el Congreso de los Diputados, una “rara avis” de la izquierda política, con su mejor intención, a lo más que llega es a denunciar una epidemia de salud mental y a solicitar más psicólogos para la sanidad pública, como si el problema del hambre y la vivienda se solucionaran charlando amigablemente con un profesional de la salud; de otro lado están los genocidas ideológicos de la derecha, que mandan a aquel “pájaro de mal agüero”, que viene a cuestionar el macabro orden de cosas establecido, al médico, por considerar que no está bien de la cabeza. Jesús de la Palma 

Reyes destronados

Emocionalmente y quitando a familia y amigos, estoy más cerca de los locos, grandes desheredados, reyes destronados, que de cualquier otro ser humano. Esta misma tarde, en la cafetería, se ha acercado una loca al bebé, lo ha saludado efusivamente y le ha hecho unas pocas cucamonas. Las camareras, sin darle tiempo, han salido a increparle: «Fuera, fuera, no te acerques al niño. Vamos a llamar a tu hermano». Por esto último he dado por hecho que la conocían, pero bajo ningún concepto he considerado tolerable que la trataran como a un animal; un comportamiento intolerable en una sociedad avanzada, donde el debate sobre la tolerancia y la inclusión social son los Ases de espadas del debate político. No obstante, la salud mental está en el foco del debate político como todas las demás cuestiones relevantes, únicamente en superficie y marcada por la conveniencia y el oportunismo de los parlamentarios, que más parecieran hienas al acecho del voto, que dirigentes preocupados por educar y facil

Tentempié

El tentempié de hoy ha consistido en dos dátiles y un puñado de anacardos.  He buscado qué es Threads porque he visto que estaba relacionado con la escritura, pero he intuido que es algo similar a Twitter, por lo que he desistido en mi interés. En el mueble de la tele hay dos fotos, una en la que aparezco junto a mi padre, y otra, que he puesto hoy mismo, en la que sostengo en brazos a mi hijo pequeño. Mi padre luce con muy buen aspecto y con una media sonrisa que me hace recordarlo con nostalgia. La foto del bebé es muy graciosa; ella nos hizo varias, y aunque en otras sale más guapo, decicí imprimir esta por su expresividad. Parece más un dibujito animado que un niño de anuncio.  Ella me dice que «ahí estás, con los dos Manueles», y me mira y me sonríe. Como es docente, le he enseñado la última intervención de José María Bellido Morillas en su canal de YouTube. Se titula “¿Y este es profesor?”. Nunca había conseguido conectar con su estilo profuso y circunspecto, verborreico y plater

Vigilia

Es penosa tarea la de reconducir la conducta de la multitud hacia el sentido común, que el “hombre masa” se “compadezca, aprenda y discurra en virtud del alma”, alejado de la corrupción del discurso, que mantenga su espíritu en vigilia y no en sueño.  Jesús de la Palma 

Culturismo y filosofía

Ella me ha dicho en más de una ocasión que no entiende por qué veo «esas páginas de culturistas en Instagram».  Estoy al tanto, por ejemplo, de lo que les pasó a Rich Piana y a Ronnie Coleman (aquel murió y este camina con muletas), y más recientemente, de lo trágicamente acontecido al joven Joe Lindner, también fallecido; asimismo, estoy al tanto, a través de su perfil de Instagram, de la trayectoria deportiva de Chris Bumstead.  En el ámbito castizo, le sigo la plana, también por Instagram, a Roberto del Amo, ya retirado de la competición activa y reciclado como preparador de jóvenes promesas, y a José María Mete, alias Madelman, quien hace cuestión de días ha competido en el Dubai Pro.  Le digo a ella que observo sus conductas como un fenómeno sociológico más, no obstante yo mismo no terminaba de entender cómo podían llamarme la atención este tipo de comportamientos, que más son estilos de vida, tan abismalmente alejados del mío. De hecho, mi interés por este tipo de personajes públ

Cuajo

Ayer, jugando con el bebé, me vomitó en la cara. Se acababa de tomar el biberón y ella llevaba un rato advirtiéndomelo. Me pidió que no me moviera, porque estábamos muy graciosos, y nos hizo una foto en la que yo salgo riendo y pringado de cuajo. La cara de él es de estupefacción, y de lo más tierna y cómica, pues el juego se paró de pronto y parecía no entender nada. De fondo sonaba “Canas de viajar”, en La 2 de televisión, el programa conducido por el arquitecto y esteta chileno Federico Sánchez, donde mostraron, de forma didáctica y amable, varios de los sellos de identidad arquitectónicos de Segovia y Tenerife.  Jesús de la Palma 

Ramón Masats

Emiten un documental magnífico sobre el fotógrafo Ramón Masats en “La 2”. Magnifico porque su fotografía es magnífica. La escena final se muestra mediante un plano fijo del propio Masats junto a un antiguo amigo, ambos en torno a una mesa, junto a dos copas de agua con las que terminan brindando. El amigo, y también fotógrafo, le pregunta a Masats que cómo ve el futuro, a lo que este le responde: «Yo, con noventa años ya, que me dejen tranquilo, y si no, puerta». La escena me ha hecho recordar que siempre he anhelado el descaro de algunos viejos, ya cansados, desabridos, en el camino de vuelta. En cierto sentido, el que es viejo es como el que es rico; ambos pueden cagarse en el mundo sin sufrir las consecuencias. Jesús de la Palma 

Come un bizcocho

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«Uno, dos, coge el balón. Tres, cuatro, juega un rato. Cinco, seis, ya no me veis. Siete, ocho, come un bizcocho. Nueve, diez, juega otra vez». Así dice una de las canciones del libro-cancionero del bebé. Es la que más me gusta. M. A. todavía es muy pequeño y no tiene preferencias. Le gustan los sonidos y las luces que emite el libro, independientemente de si hablan de ratoncitos, pasteles o barquitos con los que remar.  Tengo la primera melodía incrustada en la cabeza y la canto inconscientemente a lo largo del día; la canta una dulce y melodiosa voz de mujer.  Ayer pensaba escribir sobre esto, se me ocurrió por la tarde, y lo planeé para cuando llegara, a la noche, pero estaba tan cansado que fui incapaz. ¡Con lo que me relaja escribir una última entrada del diario antes de irme a dormir! Mientras estructuraba el texto mentalmente, se me ocurrieron varios comienzos, siempre pensando en hacerlo atractivo para los eventuales lectores; no obstante, me rebelé y terminé optando por la opc