Casas jaula

En el telediario de medio día entrevistaban a varios jóvenes y “jóvenas”, en representación del grueso de la juventud española, que han tenido “la suerte y el privilegio” de asistir al acto de jura de la Constitución de la princesa Leonor, quien ha pedido a los españoles en su discurso «que confíen en mí, como yo tengo puesta mi confianza en España». Se les instaba a que escribieran en un papel en blanco sus deseos y preocupaciones para el futuro más inmediato. Una de ellas lo tenía claro, por lo que ha escrito: “TRABAJO Y VIVIENDA”. Lo que me ha hecho recordar, como ejemplos paradigmáticos de una problemática global, las “casas jaula” y “casas ataúd” de Hong Kong, la situación de sinhogarismo de personas laboralmente activas en ciudades como Los Ángeles, o los microapartamentos de Varsovia a precios delirantes. Porque los jóvenes y “jóvenas” de este país, de tontos, tontas y tontes, no tienen un pelo, y saben que de seguir con la tendencia alcista de precios, puramente especulativa, tanto en la compra como en el alquiler de vivienda, así como con la alarmante tasa de desempleo y la oscura y densa nube negra de precariedad que cubre como un manto tenebroso el plano laboral, la vida va a tener que contemplar la posibilidad de cambiar de nombre y pasar a llamarse infierno, suicidio, pobreza, soledad o enfermedad, porque de aliento vital no le va a quedar sino un estertor.

Jesús de la Palma



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