Gigantomaquia

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, y cabe mencionar que del mismo modo que el secuestrador habla de libertad y de amor el asesino; así habla la voz del capitalismo, con su legión de colegionarios como avanzadilla, de rendimiento e índices de felicidad. El mundo vive una pesadilla infame: donde no hay guerra, hay pobreza, y donde no hay pobreza, hay desigualdad y precariedad. Mientras tanto, se habla de esfuerzo, resiliencia y continuismo. Esta necrófaga fase del capitalismo, principalmente enfocada a la “vigilancia”, en su calidad de espíritu nacido de la Tierra, oculta un elemento religioso en su esencia, únicamente combatible tomando conciencia del problema desde la base; sin embargo, se nos pretende hacer ver que todo está en nuestras mentes, y que hay un serio problema de salud mental, que ya han elevado, las autoridades pertinentes, que lejos de ser parte afectada, son parte del problema, a pandemia; vivimos una catástrofe humanitaria que pretenden que combatamos con ansiolíticos, lo que no solo redunda en su beneficio, sino que consiguen con ello que la rueda siga girando. Del mismo modo que en la Gigantomaquia solo se podía combatir a los Titanes, unos gigantes altos y terribles, con barba y largas melenas y colas de serpiente en vez de pies, si se estaba en posesión de una hierba mágica, probablemente la ephialtion, un remedio específico contra las pesadillas, así “luchamos” nosotros contra los demonios del capitalismo, atiborrados de ansiolíticos.

Jesús de la Palma 


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