Culturismo y filosofía

Ella me ha dicho en más de una ocasión que no entiende por qué veo «esas páginas de culturistas en Instagram». 
Estoy al tanto, por ejemplo, de lo que les pasó a Rich Piana y a Ronnie Coleman (aquel murió y este camina con muletas), y más recientemente, de lo trágicamente acontecido al joven Joe Lindner, también fallecido; asimismo, estoy al tanto, a través de su perfil de Instagram, de la trayectoria deportiva de Chris Bumstead. 

En el ámbito castizo, le sigo la plana, también por Instagram, a Roberto del Amo, ya retirado de la competición activa y reciclado como preparador de jóvenes promesas, y a José María Mete, alias Madelman, quien hace cuestión de días ha competido en el Dubai Pro. 

Le digo a ella que observo sus conductas como un fenómeno sociológico más, no obstante yo mismo no terminaba de entender cómo podían llamarme la atención este tipo de comportamientos, que más son estilos de vida, tan abismalmente alejados del mío. De hecho, mi interés por este tipo de personajes públicos ha llegado a materializarse en forma de comentario a uno de ellos, más concretamente a Del Amo en su canal de YouTube, remitiéndolo a la fuente (Descartes, “Disputaciones metafísicas IV”) de una cita que él mismo pronunciaba recurriendo a la sabiduría popular, a saber: «Si me abstengo de dar mi juicio acerca de una cosa, cuando no la concibo con bastante claridad y distinción, es evidente que hago muy bien». Recuerdo que me contestó algo así como «muy bueno». Lo cual me congratuló y lo celebré mostrándoselo a ella como si una celebridad de las Redes Sociales (Del Amo cuenta con unos 150 000 seguidores en YouTube) se hubiera hecho eco de mi comentario. 

Cualquiera de mis lectores, que principalmente considero amigos, podrá preguntarse, como mi mujer, qué hace alguien como yo, que únicamente hace gimnasia de mantenimiento, recurriendo al visionado de este tipo de contenido. Como apuntaba arriba, lo hago como curioso observador, al modo como los moralistas franceses observaban las costumbres de su tiempo. No obstante, yo mismo no dejaba de sorprenderme de mi conducta hasta que curiosamente hoy, y donde menos lo esperaba, he encontrado similitudes comportamentales al respecto, pues viendo el último encuentro entre Nahuel Michakski y Ernesto Castro en el canal de aquel, y bajo el título de “Conversando con Ernesto Castro”, en el minuto 49, el filósofo español (Michalski es argentino) ha asegurado que este próximo fin de semana acudirá, junto a su pareja, a un espectáculo de culturismo, porque, en sus propias palabras: «Vamos a ir mañana a un show de culturismo, porque yo me he aficionado mucho a los vídeos de culturismo». 

Ciertamente, prestarle atención a la belleza corporal puede parecer un ejercicio de frivolidad, pero transgredidos ciertos límites, la cuestión puede comenzar a tratarse en profundidad. En palabras de Cioran (“Cuadernos 1957-1972”): «Llegar muy lejos en la frivolidad es dejar de ser frívolo».

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”