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Mostrando entradas de mayo, 2023

Calicles

En la hamaquita, yo la llamo “ranita”, M. A. está tranquilito, pero no se duerme. Venimos de dar un paseo y lo he tenido que coger en brazos, porque no quería estar en el carro. Y en brazos se ha dormido. Esta mañana, con su mamá, en la clase de lactancia, con apenas mes y medio, era el mayor. En la hamaquita sigue M. A., tranquilito, porque yo lo mezo con el pie descalzo.  Mientras tanto, leo unas páginas del Gorgias: Nietzsche fue Calicles, y yo fui ambos cuando por primera vez leí a Nietzsche.  Me gusta cuando Sócrates le da a Calicles el trato de “sapientísimo” y “excelentísimo” y “afortunado amigo”.  Algún Sócrates también se habrá burlado de mí con fina ironía.  Uno no para de aprender y de ponerse a prueba. Lo que tiene la ignorancia es que no se manifiesta, o mejor: cuanto más enfermo se está de esta, más sano se cree estar; algo así como la locura. Sí, eso, como la locura.  Durante el paseo escuchaba una conferencia de Carlos Blanco, quien cursó tres licenciaturas simultáneame

Dos vídeos

Dos vídeos, los más nuevos de cada uno en sus respectivos canales de YouTube: Jesús G. Maestro y Fernando Castro Flórez. Aquel dice que la “República” de Platón solo puede haberla escrito un psicópata; este, sobres de propaganda electoral en mano, analiza las recientes elecciones autonómicas. Pese a todo, me quedo con Maestro. Jesús de la Palma 

Mi historial de búsqueda

Mi historial de búsqueda en internet es absolutamente inocuo; el que se esperaría de un hombre gris de edad madura. No creo que tenga ningún interés para nadie, excepto para mí. Es más, ya ni siquiera puedo decir eso de que “la procesión va por dentro”, porque no reprimo nada; lo que busco es lo que soy, lo que conforma mis intereses. Hoy, por ejemplo: a partir de qué mes sonríe un bebé, por M. A.; cosas de filosofía, consultas relacionadas con la lingüística, y algún consejo de limpieza para la ropa. En una de esas búsquedas, la página que me ha resuelto la duda enlazaba una noticia luctuosa. Un hombre de mediana edad conocido en el mundo del espectáculo. No diré la nacionalidad, por guardar el anonimato. Se habla de causas naturales, pero es más joven que yo y eso me hace sospechar. Fallece en su domicilio. Las imágenes que me muestra la página de marras son del entierro, multitudinario. Pienso en la posibilidad de una muerte voluntaria, y en cuántas otras vidas malogradas por guarda

Biberón

Le doy el biberón a M. A., y en cada pausa hace un sonido como de cerrado al vacío al abrir la boca que, onomatopéyicamente, puede traducirse con un plas. Esto me hace mucha gracia. También, cada vez que hacemos una pausa, le pido que me dé un eructito, y cuando lo hace, lo celebro con aspavientos y voz infantil .  Mientras le doy el biberón veo en la tele la última entrevista a Jesús G. Maestro, por Álvaro Bernad, en la que Maestro llama gualtrapa a Sócrates y desdeña con sorna “La República” platónica. Platón, sobre el que se cimenta el pensamiento occidental, presenta sin embargo a Sócrates en la Apología como la encarnación de la suprema megalopsychia y valentía, y en el Fedón ensalza la muerte del filósofo como una hazaña de superación heroica de la vida. Maestro cuenta de su vida: se sacó la plaza de profesor en 1994, y a fecha de hoy, en la misma entrevista, asegura que él no necesita al sistema para nada, sino que es el sistema quien lo necesita a él. Esta última es su parte má

Llueve en Granada

Mayo, finales de mayo, pegando a junio. Llueve en Granada. Llueve a cántaros. Lleva días lloviendo a raudales. Como agua de mayo. El agua siempre llega a Granada, y, si no, ¿qué se le va a hacer?  En Fuerteventura, donde resido largas temporadas, no llueve nunca, no llueve nada; apenas unas gotas de barro de cuando en cuando.  Nunca me han preocupado los períodos de sequía. Soy un hombre de ciudad y no entiendo de las cosas del campo; en realidad no entiendo de nada, pero de las cosas del campo estoy absolutamente desentendido. Soy un urbanita. Desde que nací, he vivido media vida en la calle Zacatín, a veinte metros de Gran Vía. De ahí a la cárcel, y luego, al manicomio. Que no, que es broma; o no. ¿Acaso la sociedad no es una cárcel y un manicomio? Pues eso.  ¿Qué se yo de nada? Sigue lloviendo. Llueve a cántaros, como les gusta que llueva a los que se lamentan porque no llueve cuando las lluvias se hacen de rogar. Nunca me he quejado porque no lloviera; de hecho, cuando era joven y

Educación

No puedo sino sentir respeto por los jóvenes que están en construcción; los que dudan y se equivocan y se ponen a prueba; los que saben que dudan y se equivocan y están en construcción y se preguntan por qué. Yo mismo sigo en construcción; soy como un andamio a medio montar.  Ayer le dije esto último a mi hijo mayor cuando me aseguró “ser así”. «Yo soy así, papá». «Tú no eres así, J., no digas eso de ti mismo; al hacerlo te estás poniendo límites sin saberlo. Uno nunca termina de saber quién es; en todo caso, va soltando lastre y convenciéndose de quién no quiere ser. Somos así y no somos así. El carácter viene heredado, como el cuerpo, pero según transcurre el tiempo y las circunstancias que nos rodean nos favorecen en mayor o menor grado, uno lo va moldeando en la medida de sus posibilidades». En otro orden de cosas, le recomendé que escuchara el pódcast de Frank T., No hay negros en el Tíbet (Instagram): píldoras sobre racismo. Puse el acento en una de las entrevistas, donde un chic

Centro comercial

Vamos al centro comercial. En una tienda de fundas para teléfonos, más bien pequeña, cuento hasta ocho empleados. Todos están ocupados, abriendo y cerrando cajones, colocando bien la mercancía, como el que mueve un cuadro torcido; los menos, atendiendo. Es la viva imagen de la precariedad, de la esclavitud de este tiempo nuestro. Lo comento con ella: «Para tener esa plantilla tan abultada, tanto los sueldos como las condiciones de trabajo deben de ser miserables». Todos son jóvenes, ninguno pasa de los treinta. Nos dirigimos a una de esas franquicias de ropa que tienen presencia tanto en España como en Rusia; la cajera que nos atiende es una chica joven. Todos los dependientes son jóvenes; es difícil encontrar a alguien que pase de los treinta. La cajera tiene tatuajes tradicionales en el brazo y me gustan; como voy acompañado de mi esposa y la dependienta podría ser mi hija, me animo y le digo que me gustan. Me da explicaciones de cada uno, sonriente, visiblemente agradada. «Tú tambié

BOE

Consulto una ley en el BOE. Llego al artículo que me concierne y, tras varias lecturas, abandono más confuso de lo que había llegado. El lenguaje jurídico-administrativo es terrorismo verbal ejercido contra el ciudadano, un atentado contra la inteligencia y una práctica obscena y execrable cuyo principal propósito es la violación de sus derechos fundamentales. La frase que ayer mismo criticaba a Jesús G. Maestro, a saber, «la filosofía es una forma excéntrica de ejercer la sofística», hoy, tras este incidente, no se me aparece tan descabellada —ya dice Ortega que la claridad es la cortesía del filósofo–, y qué decir si cambiamos Filosofía por Derecho. Jesús de la Palma 

No cabe duda

No cabe duda de que, al conocer a Sócrates, una de las figuras más grandes que han existido, se abrió ante Platón otro mundo; por lo que no he podido sonreír al escuchar a Jesús G. Maestro, en el último vídeo de su canal de Youtube (“¿Cómo engañar y manipular al prójimo mediante el uso de signos? Y sin inteligencia artificial”), contraponer la figura de Critias a la de Platón y asegurar que «la filosofía es una forma excéntrica de ejercer la sofística». Jesús G. Maestro es un grande, pero sucede con estos que hay que llegar a ellos mínimamente leído. En mi caso particular, que soy filosóficamente hablando, autodidacta, me sucedió algo parecido con Nietzsche, a quien escogí como puerta de entrada para la madre de todas las disciplinas científicas, y, claro, así me fue. Jesús de la Palma 

Gafa de lectura

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Pizarnik, en sus “Diarios”, tras haber estado llorando en la cama desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde: «Me siento recién salida de una catástrofe». He escogido el libro y una entrada de este al azar para pobar mi nueva gafa de lectura. Si he vuelto mi mirada a Dios es para que todo el dolor de una vida no quede a la vista de un azar indiferente y caprichoso. Jesús de la Palma 

Necesidad de huir

Necesidad de huir y a la vez de permanecer; de escribir y de no escribir: sintomatología neurótica femenina que se apodera, esta tarde lluviosa de un lunes, 22 de mayo, de mi exuberante masculinidad. Hoy he avanzado bastante con la lectura que traigo entre manos, que más la considero materia de estudio. No obstante, no vengo a hablar de ella. Un impulso, como una mano fuerte, terca y ciega, me empuja a buscar un día como hoy en los diarios de dos mujeres unidas por la fatalidad. Sylvia Plath, en sus Diarios, un lunes, 19 de mayo: Aunque de hecho no es lunes, sino jueves, 22 de mayo y ya he dejado listas las últimas clases, me he bañado y estoy desencantada de muchos ideales, fantasías y convicciones. Por su parte, Alejandra Pizarnik en los suyos, un miércoles, 22 de mayo: Deseo de escribir y de no escribir, de escribir brutalmente, de escribir con dulzura y serenidad. Novela y poesía: ambigüedad y autenticidad. Al mismo tiempo, esta seguridad de no estar preparada para escribir. ¿Quién

Entre lecturas, pañales, llantos, canciones de cuna

Soy un hombre en edad madura que vive entre lecturas, pañales, llantos, canciones de cuna, pequeñas disputas maritales y amorosas reconciliaciones. Mi espíritu indomable y anarquista de otro tiempo ha quedado para vestir santos; ahora la única vía de escape posible para mí es desahogarme en la escritura del diario. Cada uno aporta su esfuerzo a la lucha en la medida de sus posibilidades. Jesús de la Palma 

Uberización

No, todo no iba a salir bien. Fomentando la acumulación de capital y la precariedad laboral, ¡de qué forma nos tomaron el pelo con la plandemia! No hace falta recurrir a la literatura especializada para hacerse una ligera idea de qué es la uberización de la economía; está a golpe de clic en Internet, a saber: un proceso de cambio en el mercado laboral que ha dado lugar a nuevas formas de explotación y al empobrecimiento de muchas personas trabajadoras.  Anoche veía, cortesía de Televisión Española, un documental titulado “Raiders”. En este, aparecían testimoniantes que trabajaban para las diferentes y principales empresas que dominan el reparto de comida a domicilio. Varios de ellos narraban su experiencia tal y como uno esperaría que lo hicieran, pero otros, contra toda lógica, defendían el modelo de empleo, aludiendo a la “flexibilidad” y las “buenas condiciones”. Afortunadamente, durante el transcurso de la emisión, un narrador de fondo dejaba traslucir una verdad que cualquier espe

Tarea diarística

Uno de los motivos por los que me he entregado a la tarea diarística, al anodino recreo de lo cotidiano a través de la escritura, es para escapar al ritmo frenético que impone la sociedad acelerada y de consumo, donde no hay nada más difícil de comprender que el enigma de la sabiduría sosegada, sencilla, natural, con figuras humanas de carne y hueso. Jesús de la Palma 

¿Qué es el humor?

¿Qué es el humor? Algo tan difícil de alcanzar como la felicidad. Personalmente me gusta el humor, no cualquier humor, claro; con un puntito de acidez, pero sin excesos, y, por supuesto, no el blanco o el absurdo. Este último, menos si cabe, el blanco al menos es útil para los niños; aquel es puro detrito ideológico. No hace mucho lo hablaba en una reunión familiar: «Me he convertido en una persona muy seria».  Ya he dicho que aprecio el humor, de hecho, el humor de ingenio me parece una inagotable fuente de valor, así que no tengo ínfulas de censor; la cuestión es mi incapacidad para hacer humor. No tengo espíritu de humorista porque Dios eligió para mí una visión del mundo entre melancólica y combativa. Jesús de la Palma 

Veintisiete y un mes

Esta mañana, sesenta páginas de la “Paideia” de Jaeger. Las grandes cimas se conquistan con pequeños pasos. Jack Jesús, mi hijo mayor, ha cumplido veintisiete años está semana; Manuel Abril, el pequeño, un mes. Hoy lo hemos celebrado todos juntos con tarta y velas y cánticos y abrazos y besos. En la sobremesa, Manuel Abril dormía y mi hijo mayor, mi mujer y yo, café mediante, departíamos animadamente. En un momento de la charla han salido a colación las relaciones sociales y yo he hecho alusión a las dos anécdotas que narra Diógenes Laercio sobre Diógenes de Sinopé en su “Vida de los filósofos más ilustres, a saber, la de «busco un hombre (honesto)», y la del desplante a Alejandro Magno: «Apártate, que me estás tapando el Sol». Cuando he mencionado a Alejandro, ambos lo conocían, pero lo tenían por romano, y no por griego. «¡Ja!, y discípulo de Aristóteles», he exclamado. Ambos han ido a Wikipedia y me han dado la razón. A continuación, la parábola del erizo, de Schopenhauer. A Jack Je

¿Qué es la felicidad?

Manuel Abril se duerme encima de mí, como una ranita. Mientras tanto, yo leo. En un momento dado me detengo y fijo los ojos en él. No sé a ciencia cierta qué es la felicidad, pero intuyo que no está muy alejada de este momento. La felicidad, creo, o, al menos, no se me ocurre una definición mejor, es estar donde se quiere estar.  Jesús de la Palma 

A mi edad

He terminado de leer “Hamlet y Don Quijote”, de Iván Turguenev. En la portadilla he anotado lo de siempre; fecha de finalización de la lectura, y, además, que hoy es el primer cumplemés de Manuel Abril, mi hijo; esto último con la esperanza de que un día lo abra y encuentre mi letra manuscrita. Después he leído unas cuantas paginas de la “Paideia” de Jaeger: Safo y Solón. He estado en la biblioteca y he hojeado unas páginas de un manual de historia de España. Enfrente de mí, dos chicas adolescentes. Los adolescentes siempre se ríen cuando un teléfono suena en la sala de estudio. A un señor de atrás se le ha activado sin querer el audio de un vídeo y las dos no han parado de reírse durante un buen rato. Estudiaban matemáticas. A mi edad me cuesta poco sacar a relucir la sonrisa; otra cuestión es la risa. No recuerdo cuando fue la última vez que reí. Tampoco lo echo de menos, me fui alejando de la risa, de la carcajada, paulatinamente, hasta dejarla arrumbada en la última percha del arma

Primer cumplemés

Hoy es el cumplemés de Manuel Abril. El primero. Él lo celebrará mamando y durmiendo. Nosotros, mimándolo. Continúo con la lectura de “Hamlet y el Quijote”, de Turguenev. Anoche leí el prólogo. Espero terminar el libro a lo largo del día; tiene poco más de setenta páginas. Llevo tiempo leyendo sin gafas de lectura; desde que me senté encima de las últimas. Compré otras por internet, pero aún no han llegado. Me considero afortunado por tener una familia y acceso a la lectura.  Ulises pasó veinte años fuera de Ítaca. La realidad aún no me ha derrotado, como sí hizo con Hamlet y don Quijote. Como Hamlet, pienso que el mundo está desequilibrado, pero a diferencia de él, yo no pienso haber nacido para ponerlo en orden; ni que decir tiene que estoy lejos de los ideales quijotescos. He nacido en la edad de hierro, pero no para resucitar en ella la de oro. Jesús de la Palma 

Paso por Tejeiro

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Paso por Tejeiro de camino a la librería. Voy en moto. Donde antes había una güisquería, un despacho de abogados.  No sé qué es peor.  No voy al azar; tengo en mente un libro: “Hamlet y Don Quijote”, de Ivan Turguenev. Lo he consultado primero en la página de internet y hay disponible un ejemplar. Antes he parado a merendar en La Gracia de Dios; he mirado con nostalgia la mesa vacía donde me solía sentar con mi padre. Las palabras se ahogan en en la tristeza, cualquier comentario para narrar su ausencia desmerece lo que siento. He aparcado la moto en Casillas de Prats y he dado un pequeño rodeo. No me reconozco ya en las calles del centro, tan trilladas en la juventud. Solo tengo dos “vicios”, el café con leche y los libros, pero ha bastado poco más de una hora para que echara de menos a mi mujer y a mi hijo. Jesús de la Palma

Inconsciente

Mi monólogo interior me dice muchas cosas malas; también buenas, no sé si menos; quizá estén en equilibrio, no lo sé; pero, sin duda, lo prefiero en silencio. Se me viene a la mente la leyenda de Edward Mordake; existe filmografía al respecto. Mi monólogo interior también dice cosas anodinas. Esta mañana, por ejemplo, mientras me hacía el café, repetía de corrido “Fucó”, que es como yo me imagino que se pronuncia Foucault. «Fucó, Fucó, Fucó...». Otras veces me dice «Decart, Decart, Decart», por Descartes. También: «Niche, Chéspir...». No sé idiomas. De chico mis padres me apuntaron a clases de inglés, y de mayor viví en Inglaterra. Pero no sé más idioma que el español. Cioran es más fácil: «Ciorán». Mi monólogo interior me dice muchas otras cosas... Consulto la letra “I” en el “Diccionario internacional de Psicoanálisis (I). En la página 662, “Inconsciente”. Subrayo uno de los renglones: «La vida psíquica es conflicto». Jesús de la Palma 

Paciencia

En tres días, ciento cincuenta páginas, de mil ciento cincuenta y una, de la “Paideia” de Jaeger. Homero, Hesíodo y Esparta. Esta mañana, diez minutos añadidos de ejercicio cardiovascular. Luego, trabajo de pectorales y tríceps. Mientras tanto, escuchaba una clase sobre el Quijote de Ernesto Castro. Jesús G. Maestro hablando del Quijote tiene tanto de dictador como de cómico. Hablando del Quijote, Castro y Maestro se complementan. Castro habla por voz de los más ilustres comentadores que ha habido a lo largo del tiempo; Maestro lo comenta de forma dogmática. Está tarde han venido a instalar unos ventiladores de techo, que también son lámparas. Dos blancos, para los dormitorios, y uno negro, para el salón.  A medio día, en el telediario, algo sobre la jubilación que me interesa, aunque todavía queda tiempo... Día tímidamente fresco y ventoso para lo que es mayo aquí en el sur. Siempre he envidiado en verano a la gente del norte.  El verano idílico, climatológicamente hablando, está en c

Patodeweloperka

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En “arte.tv”, un documental titulado “Polonia, vivir en microapartamentos”. El primer testimonio es el de una mujer joven. Asegura que llaman al lugar el Hong Kong de Varsovia. «Aquí viven unos encima de otros, apilados. El grupo de Facebook de nuestra urbanización tiene seis mil miembros», sentencia. Son micropisos de veinticinco metros cuadrados en un complejo interminable de edificios, más parecido a una colmena o un hormiguero. A otro propietario, un hombre joven que muestra una cocina reducida a la mínima expresión, el periodista le pregunta que si ha cocinado ahí alguna vez. «Sí, agua para el té», responde, entre irónico y resignado. «Hay una crisis de refugiados y por lo tanto escasez de pisos de alquiler, por lo que se vende absolutamente todo», asegura una agente inmobiliaria. “Patodeweloperka”, así llaman a la tendencia de la construcción enfermiza de viviendas de mala calidad a precios exorbitantes. Patricia, una joven psicóloga, testimonia que ha pagado ciento treinta mil e

Paideia

No importa cómo o con quién se empiece a leer o estudiar filosofía: todos los caminos conducen a Grecia, “al ideal cultural griego, que es la raíz de todo humanismo”. Comienzo a leer “Paideia”, de Werner Jaeger, quien ya en prólogo, se pronuncia: «Esta exposición no se dirige solo a un público especializado, sino a todos aquellos que, en las luchas de nuestros tiempos, buscan en el contacto con lo griego la salvación y el mantenimiento de nuestra cultura milenaria». Jesús de la Palma 

Sonrisa de bebé

Escribo en el buscador: ¿Cuándo sonríe un bebé? Manuel Abril apenas si pasa de los veinte días, pero ya le he intuido el gesto. Según la información que encuentro, no es hasta los dos meses de vida cuando un bebé sonríe por vez primera. ¿Cuántos padres habrán escrito esa misma frase en el buscador? También: ¿De qué color tienen los ojos los lactantes?  En cuanto me lo pusieron en los brazos, me percaté de su gris azulado. Una de las primeras cosas que le dije a ella, fue: ¿Has visto que tiene los ojos azules? Ni ella ni yo los tenemos; sí mi padre, Manuel: un verde agua moteado. La información que encontré fue la siguiente: «Los recién nacidos caucásicos tienden a nacer con ojos azules o grises».  Aunque a medida que se expongan a más luz, el color de los ojos puede cambiar con los meses, e incluso los años. Sostengo a a diario a Manuel Abril en brazos, y le digo, con voz melosa, lo «bonito que es mi niño, mi niño precioso, porque es un príncipe, un príncipe azul».  Jesús de la Palma 

Maestros

Ya en el siglo IV, el poeta Ausonio envío una carta a su nieto para animarlo a empezar sin miedo su nueva vida de colegial: «Ver a un maestro no es una cosa tan espantosa». El caso es que hoy, al entrar a una tienda, me he encontrado con uno de mis maestros. Lo fue durante poco tiempo, apenas un curso, en los Escolapios. Tenía yo doce años. Es al único que recuerdo de aquella breve etapa, y tampoco sé por qué.  Lo que me ha parecido digno de mención es que lo he confundido con un antiguo compañero de clase. Nada más verlo he dudado: lo conozco, pero no sé de qué, y es de antiguo. Como digo, mi primera reacción ha sido confundirlo con excompañero de clase, hasta que he atado cabos. Seguramente cuando yo tenía doce, el tendría veintipocos y estaría recién estrenado en la docencia. En aquel tiempo a mí me pareció un adulto con todas las de la ley. Esta tarde iba con su padre. Me ha resultado paradójico que yo, que fui su alumno, ya haya perdido al mío. Fuera de eso, no ha sido “tan espant

Ustedeo

Acudo a su consulta por primera vez para mí, es especialista. Anteriormente había acompañado a mi padre, aunque siempre me había esperado fuera.  Le hablo de él.  Me pregunta el nombre.  M. J. Claro que se acuerda.  Y tanto.  Hasta me dice su fecha de nacimiento completa. Le alabo su memoria y calidad humana por el trato amable hacia el paciente. —¿Cómo está? —Falleció. Lo siente. Tras terminar, hago la cuenta: una hora y media, minuto arriba o abajo. El tiempo estrictamente dedicado a la consulta ha sido, a lo sumo, de diez minutos; lo demás, cháchara, charla distendida. Me ha preguntado en qué trabajaba. «Cómo se expresa así...», ha apostillado. Para despedirse:  —Me he alegrado mucho de conocerlo. Ha sido un placer. —Igualmente. En todo momento el trato ha sido formal, de ustedeo. Al salir me ha pedido cordialmente que si podía avisar a la siguiente paciente, de la que me ha dicho el nombre. Hemos hablado de la familia, de libros, del acoso escolar; ella me ha contado cómo se desenv

Sala de máquinas

Uno va aprendiendo el funcionamiento del mundo, se decide a visitar la sala de máquinas; baja un escalón tras otro, cada vez más abajo, y así hasta que llega al último y ve todo el entramado y sale disparado escaleras hacia arriba, y entonces se dedica a otra cosa, que tiene que ver más con el aislamiento, el silencio y la moderación. Vuelve a bajar entonces cada uno de los días de su vida desde aquella primera vez, y en cada ocasión avanza un poco más que en las anteriores, y cada día sube más ensimismado, y una vez arriba más se aísla y se modera.  De este modo entiendo yo la lectura. Irene Vallejo, al final del capítulo 47 de “El universo en un junco”, escribe: «En cierto sentido, los lectores llevamos dentro íntimas bibliotecas clandestinas de palabras que nos han dejado huella». Jesús de la Palma 

Setenta y ocho años

¡¿Ya?! Con este adverbio de tiempo, entre exclamativo e interrogativo, reacciono estos días al recuerdo de mi padre. Setenta y ocho años son toda una  vida y nada de tiempo a la vez. Hasta no hace mucho pensaba que la vida era un trayecto interminable.  No sabría decir desde hace cuanto, exactamente, pero no hace mucho que me ha cambiado la percepción del tiempo.  Ahora la vida no se me aparece como un proyecto inabordable. No se me presenta como medida de tiempo; ni corta ni larga. Un jeroglífico que no sé descifrar, pero que tampoco me inquieta. El paso del tiempo me ha brindado la convicción, cada vez más asimilada, de que ya, ¿para qué abandonar?; está hecha más de la mitad del camino y es inútil mirar atrás. Ahora no vale perder el tiempo recreándose en el pasado; el tiempo, como al final de un examen, cuenta doblemente rápido.  Camus postula en “El mito de Sísifo” su firme postura de rechazo ante el suicidio: «La inteligencia, pues, también me dice a su manera que este mundo es a

Españolización

Salgo a desayunar. Café con leche, sin azúcar, y media tostada integral con aceite y tomate. En la cafetería tienen la televisión encendida. Justo enfrente de mí. Está sintonizado Telecinco, que retransmite la coronación de Carlos III. En la esquina superior de la pantalla anuncian de continuo que a las 22:00 h se emitirá Got Talent. Anglofilia por partida doble. Yo no sé idiomas. Viví un tiempo en Inglaterra y chapurreo el inglés, pero no lo hablo con fluidez; ni muchísimo menos. Cada vez soy más amigo de la españolización de los términos. Para qué decir Decart si se puede decir Descartes, sobre todo si no se sabe Francés; o Shakespeare en lugar de Chéspir, si no se sabe inglés. A Telecinco se la conoce coloquialmente como Telecirco. El especial  de esta mañana se titula “Coronación de Carlos III. Socialité”. Mientras tanto, leo “El infinito en un junco”. En el capítulo 9, Irene Vallejo hace referencia a Ptolomeo, quien tuvo que sentirse desplazado por no entender la lengua egipcia,

Resuello

Antonio Gala habla sobre Andalucía en una de las entrevistas publicadas en el canal de Youtube de su fundación: «Me duele Andalucía».  Habla de «una cabalgata de campesinos» que lo recibieron a lo “Bienvenido, Mr. Marshall” y lo pasearon por el pueblo en un “seílla (SEAT 600)” «como se pasea a una Virgen en Semana Santa».  «Cómo no me va doler Andalucía», suspira.  Habla de la gente del pueblo con cariño, pero a la vez con distancia aristocrática. Así, ¿cómo no le va a doler Andalucía, su gente?  Otra cuestión, ay, es cuando a uno le toca el asiento en el gallinero, el paso entre la marabunta; ahí ya se deja de romantizar al pueblo, porque entra en juego la lucha por la supervivencia. Y es que no es lo mismo mirar la vida con el resuello del otro que quiere lo mismo que tú dándote en el cogote.  Una cosa sí me agrada, y es su honestidad al no ocultar sus “ganas de morirse”. Está viejo y se sabe viejo: «Estoy lleno de enfermedades y de arrugas; y tengo mucha edad y creo que ya es hora d

Página en blanco

El diarista no siente el peso de la responsabilidad de la página en blanco. Este, más que escritor, es un copista que plasma de forma más o menos fiel acontecimientos y sentires. El trabajo duro ya está hecho, que es vivir, ahora queda el desahogo. El diarista escribe con placer mientras que el novelista, el filósofo o el ensayista sudan cada gota de tinta con la que escriben. El diarista no sabe qué es enfrentarse a la soledad de la página en blanco porque tiene la doble tarea de escribir mientras vive, y para cuando llega el momento, viene con la tarea hecha; para él, la página en blanco es más redención que obligación. Jesús de la Palma 

Esprín final

En el camino de vuelta, dos gatos. El primero, manso, casero; el segundo, silvestre. Ambos atienden al bisbiseo, solo que uno se me acerca y el otro me rehúye. Bukowski tiene un poemario que se titula “Gatos”, pero no tengo ganas de levantarme a buscarlo para enlazar un verso o una estrofa. No tengo el mueble-biblioteca ordenado. Únicamente, en la estantería de arriba sé que están los diarios y las memorias, aunque no todos; hay otros desperdigados. En otra estantería tengo toda la colección de aforismos de la editorial Edhasa. Estos últimos están descatalogados. Antes leía muchos aforismos y quería ser aforista. Hoy no sé qué quiero ser o si quiero ser algo. Siempre le digo a ella que, en todo caso, me gustaría ser insolvente e inimputable, esto último por inútil, y no porque albergue intenciones oscuras ni planes taimados, solo que intuyo una verdad ahí afuera muy oscura y me siento cansado. Para ir y para volver he gastado el tiempo con un audiolibro. Otras veces escucho entrevistas

La vida es una fuga

Una hora de caminata.  Estoy alejado del jolgorio de eso que se celebra ahí fuera con flamenco y sevillanas, regado con fino, y que se llama Día de la Cruz. Recuerdo un Día de la Cruz en mi primer colegio. A mi padre le sentaron mal los vinos y otro padre, que era amigo, junto al director, también amigo, lo tuvieron que acompañar a la casa. Yo iba con ellos, pero era muy pequeño. He tenido mis días de la Cruz festivos cuando era joven. Hoy tengo que cuidar y cuidarme. Durante la caminata me he cruzado con el pastor y su rebaño:  —Buenas tardes. —Buensas tardes. He pensado que la gente de Nueva York pasa la vida sin ver un rebaño de ovejas en plena naturaleza. Ven otras cosas, pero no un rebaño de ovejas, un pastor y un perro pastor. Luego se me ha venido a la mente lo de las noticias: los ganaderos han tirado la leche para no vendérsela a pérdidas a Puleva. Lo que me ha llevado a plantearme qué sería de todos nosotros como sociedad si hiciéramos lo mismo con nuestra mano de obra. Despu

Una economía sin trabajo

Cuando Elon Musk advirtió en el Foro Económico Mundial sobre la necesidad de una Renta Básica Universal debido al imparable ascenso de las inteligencias artificiales, estaba articulando un debate que ya se daba entre los economistas de todo el mundo. Ya en el primer capítulo de su libro “Trabajo: un enfoque desde la economía política”, Bruce Pietrykowski nos advierte de lo que podremos encontrar en lo sucesivo, a saber: «En el camino exploraremos cómo sería una economía sin trabajo». Jesús de la Palma 

Leviatán bancario

Hoy por hoy, al menos en España, no detienen a nadie y lo ingresan en prisión por decir que se alegra de que hayan atracado un banco. Lo cual, por supuesto, puede cambiar, de modo que mejor será siempre no pronunciarse al respecto. En esta pasada semana, en el telediario, un atraco frustrado, cuchillo en mano. Cuando fui a buscar la noticia en la prensa escrita no la encontré, pero sí otra en la que el atracador, finalmente detenido, había conseguido un botín de ciento sesenta mil euros, cosa que me sorprendió. Personalmente, pienso que quienes nos atracan son los bancos a nosotros, los ciudadanos, por esto, cuando paso por la puerta de un banco huelo a azufre.  Se han convertido en una plaga luciferina. Finalmente, y por mucho que me he resistido, he terminado pagando con tarjeta la mayoría de mis compras, pues de no hacerlo, me enfrentaba a comisiones abusivas. Referente a eso, está el testimonio de viva voz que le escuché ayer a Mario Conde, ex presidente de banca y expresidiario, c

Hamaquita de bebé

Si leer hoy a Shakespeare es un acto revolucionario, leerlo con un bebé enfrente de ti mientras con el pie desnudo mueves la hamaca “BabyBjörn” esperando que se duerma o, al menos, que no lloré, pasa a ser un acto heroico dentro de la revolución. Jesús de la Palma 

Dinamita

Primero de mayo: “Día Internacional de los Trabajadores”. Se me viene a la mente la frase de Bartleby, el escribiente: «Preferiría no hacerlo». He soñado con fuego. Sentarme a leer a Shakespeare me enriquece por partida doble. De un lado, intelectualmente; de otro, siento que con ello contribuyo a dinamitar el sistema. Al ir a escribir Shakespeare, el corrector primero me ha sugerido Shakira. Leer es un acto revolucionario. Jesús de la Palma