Mi historial de búsqueda

Mi historial de búsqueda en internet es absolutamente inocuo; el que se esperaría de un hombre gris de edad madura. No creo que tenga ningún interés para nadie, excepto para mí. Es más, ya ni siquiera puedo decir eso de que “la procesión va por dentro”, porque no reprimo nada; lo que busco es lo que soy, lo que conforma mis intereses. Hoy, por ejemplo: a partir de qué mes sonríe un bebé, por M. A.; cosas de filosofía, consultas relacionadas con la lingüística, y algún consejo de limpieza para la ropa. En una de esas búsquedas, la página que me ha resuelto la duda enlazaba una noticia luctuosa. Un hombre de mediana edad conocido en el mundo del espectáculo. No diré la nacionalidad, por guardar el anonimato. Se habla de causas naturales, pero es más joven que yo y eso me hace sospechar. Fallece en su domicilio. Las imágenes que me muestra la página de marras son del entierro, multitudinario. Pienso en la posibilidad de una muerte voluntaria, y en cuántas otras vidas malogradas por guardar la apariencia. Y es que rodearse de según qué quiénes puede resultar fatal. La soledad tiene muchas facetas; desde luego, nadie elige la soledad impuesta; pero hemos de elegir bien de quienes nos rodeamos. Alguien que no es capaz de estar a solas vive constantemente reflejado en la retina de los otros, y ese es un infierno por debajo de la soledad; el definitivo.

Jesús de la Palma 

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