Educación

No puedo sino sentir respeto por los jóvenes que están en construcción; los que dudan y se equivocan y se ponen a prueba; los que saben que dudan y se equivocan y están en construcción y se preguntan por qué. Yo mismo sigo en construcción; soy como un andamio a medio montar. 

Ayer le dije esto último a mi hijo mayor cuando me aseguró “ser así”. «Yo soy así, papá». «Tú no eres así, J., no digas eso de ti mismo; al hacerlo te estás poniendo límites sin saberlo. Uno nunca termina de saber quién es; en todo caso, va soltando lastre y convenciéndose de quién no quiere ser. Somos así y no somos así. El carácter viene heredado, como el cuerpo, pero según transcurre el tiempo y las circunstancias que nos rodean nos favorecen en mayor o menor grado, uno lo va moldeando en la medida de sus posibilidades».

En otro orden de cosas, le recomendé que escuchara el pódcast de Frank T., No hay negros en el Tíbet (Instagram): píldoras sobre racismo.

Puse el acento en una de las entrevistas, donde un chico mestizo narraba su experiencia escolar: «Yo era el único negro del colegio, entonces, al año siguiente, vino un chico más negro que yo, y en lugar de hacer alianza con él, nos peleábamos, porque, un día él iba con los blancos, y otro día iba yo». 

Para terminar: «Yo no sé qué voy a hacer con tu hermano, para prevenirlo de todos los males que acechan ahí fuera».

La educación es uno de los mayores retos a los que nos somete la vida: la nuestra y la de los que, de una manera u otra, dependen de nosotros, que son todos aquellos que nos rodean.

Jesús de la Palma 







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