Página en blanco
El diarista no siente el peso de la responsabilidad de la página en blanco. Este, más que escritor, es un copista que plasma de forma más o menos fiel acontecimientos y sentires. El trabajo duro ya está hecho, que es vivir, ahora queda el desahogo. El diarista escribe con placer mientras que el novelista, el filósofo o el ensayista sudan cada gota de tinta con la que escriben. El diarista no sabe qué es enfrentarse a la soledad de la página en blanco porque tiene la doble tarea de escribir mientras vive, y para cuando llega el momento, viene con la tarea hecha; para él, la página en blanco es más redención que obligación.
Jesús de la Palma
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