Leviatán bancario

Hoy por hoy, al menos en España, no detienen a nadie y lo ingresan en prisión por decir que se alegra de que hayan atracado un banco. Lo cual, por supuesto, puede cambiar, de modo que mejor será siempre no pronunciarse al respecto.

En esta pasada semana, en el telediario, un atraco frustrado, cuchillo en mano. Cuando fui a buscar la noticia en la prensa escrita no la encontré, pero sí otra en la que el atracador, finalmente detenido, había conseguido un botín de ciento sesenta mil euros, cosa que me sorprendió.

Personalmente, pienso que quienes nos atracan son los bancos a nosotros, los ciudadanos, por esto, cuando paso por la puerta de un banco huelo a azufre. 

Se han convertido en una plaga luciferina.

Finalmente, y por mucho que me he resistido, he terminado pagando con tarjeta la mayoría de mis compras, pues de no hacerlo, me enfrentaba a comisiones abusivas. Referente a eso, está el testimonio de viva voz que le escuché ayer a Mario Conde, ex presidente de banca y expresidiario, condenado a veinte años de cárcel por delitos de estafa y apropiación indebida en el caso Banesto, a saber: «Eso es para controlarte, es decir, la gente no se da cuenta de que el dinero físico preserva tu autonomía; poca gente ha entendido que el dinero físico es la libertad».

Este testimonio, viniendo de un anarcocapitalista, quizá no pretenda defender los intereses de la ciudadanía; no obstante, lo hace por consecuencia, pues en el momento en que la gente sea dueña de su dinero en mayor medida, mayores serán sus capacidades reivindicativas frente al Leviatán bancario.

Jesús de la Palma 

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