Patodeweloperka

En “arte.tv”, un documental titulado “Polonia, vivir en microapartamentos”.

El primer testimonio es el de una mujer joven. Asegura que llaman al lugar el Hong Kong de Varsovia. «Aquí viven unos encima de otros, apilados. El grupo de Facebook de nuestra urbanización tiene seis mil miembros», sentencia.

Son micropisos de veinticinco metros cuadrados en un complejo interminable de edificios, más parecido a una colmena o un hormiguero.

A otro propietario, un hombre joven que muestra una cocina reducida a la mínima expresión, el periodista le pregunta que si ha cocinado ahí alguna vez. «Sí, agua para el té», responde, entre irónico y resignado.

«Hay una crisis de refugiados y por lo tanto escasez de pisos de alquiler, por lo que se vende absolutamente todo», asegura una agente inmobiliaria.

“Patodeweloperka”, así llaman a la tendencia de la construcción enfermiza de viviendas de mala calidad a precios exorbitantes.

Patricia, una joven psicóloga, testimonia que ha pagado ciento treinta mil euros por su apartamento, a la vez que muestra resignada no solo la falta de espacio; además, los defectos de construcción.

«Por toda la ciudad lonas publicitarias anuncian nuevos complejos de viviendas. En ninguna otra ciudad europea se construyen tantos pisos como en Varsovia, sin embargo, la demanda supera con creces la oferta, lo que causa que los precios suban sin control», narra una voz superpuesta.

Inevitablemente recuerdo el gueto judío de Varsovia, creado por los nazis. 

Este no deja de ser otro gueto, con la diferencia de que aquí los residentes luchan por entrar, en lugar de por escapar. 

Pienso en una suerte de malthusianismo o eugenesia necrocapitalistas; la vida en veinticinco metros cuadrados impide materialmente la convivencia y por ende la procreación.

Jesús de la Palma









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