Maestros
Ya en el siglo IV, el poeta Ausonio envío una carta a su nieto para animarlo a empezar sin miedo su nueva vida de colegial: «Ver a un maestro no es una cosa tan espantosa».
El caso es que hoy, al entrar a una tienda, me he encontrado con uno de mis maestros. Lo fue durante poco tiempo, apenas un curso, en los Escolapios. Tenía yo doce años.
Es al único que recuerdo de aquella breve etapa, y tampoco sé por qué.
Lo que me ha parecido digno de mención es que lo he confundido con un antiguo compañero de clase. Nada más verlo he dudado: lo conozco, pero no sé de qué, y es de antiguo.
Como digo, mi primera reacción ha sido confundirlo con excompañero de clase, hasta que he atado cabos.
Seguramente cuando yo tenía doce, el tendría veintipocos y estaría recién estrenado en la docencia. En aquel tiempo a mí me pareció un adulto con todas las de la ley.
Esta tarde iba con su padre.
Me ha resultado paradójico que yo, que fui su alumno, ya haya perdido al mío.
Fuera de eso, no ha sido “tan espantoso”, de hecho, no tengo recuerdos espantosos de ninguno de mis maestros.
Jesús de la Palma
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