Esprín final

En el camino de vuelta, dos gatos. El primero, manso, casero; el segundo, silvestre. Ambos atienden al bisbiseo, solo que uno se me acerca y el otro me rehúye.

Bukowski tiene un poemario que se titula “Gatos”, pero no tengo ganas de levantarme a buscarlo para enlazar un verso o una estrofa.

No tengo el mueble-biblioteca ordenado. Únicamente, en la estantería de arriba sé que están los diarios y las memorias, aunque no todos; hay otros desperdigados. En otra estantería tengo toda la colección de aforismos de la editorial Edhasa. Estos últimos están descatalogados.

Antes leía muchos aforismos y quería ser aforista. Hoy no sé qué quiero ser o si quiero ser algo. Siempre le digo a ella que, en todo caso, me gustaría ser insolvente e inimputable, esto último por inútil, y no porque albergue intenciones oscuras ni planes taimados, solo que intuyo una verdad ahí afuera muy oscura y me siento cansado.

Para ir y para volver he gastado el tiempo con un audiolibro. Otras veces escucho entrevistas o clases. Cada vez menos música, aunque me sigue emocionando.

A mi padre no es que no le gustara la música, sino que le era indiferente. Siempre decía que le gustaba Manolo Escobar, pero no recuerdo verlo escuchándolo. Tenía una colección de vinilos de música clásica, pero no la escuchaba, o muy poco; al menos no lo recuerdo. 

A mi abuelo paterno le gustaba Antonio Machín. Tenía un cuarto en su casa lleno de jaulas con canarios. Le gustaban mucho los animales y era un bromista de talante serio. 

A mi abuelo paterno no lo conocí. Falleció mucho antes de que yo naciera.

A mí me gustan los gatos más que los perros, como a Bukowski, y soy más bien solitario, como él; pero no borracho ni poeta.

A mitad de camino he reparado en que he bebido hoy poca agua y he parado en una fuente. Ocho tragos. Normalmente doy diez. Un vaso tiene diez. Siempre los cuento, y a veces me chorrea el agua por las comisuras.

Me he fijado en la ventana de siempre, hoy no estaba la joven estudiante. El flexo estaba apagado. 

¿Qué estudiará?

Ayer la vi, y se me ocurrió que medicina, aunque solo fue una conjetura.


Hoy he ido a paso de marcha; no he esprintado como suelo hacer en la recta final.

Jesús de la Palma 








Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”