El cuerpo pornográfico
Si esto fuera un poema trágico bien podría haberse titulado "Rostro humano". Pero no lo es. No lo es porque ningún poema es capaz de plasmar la crudeza del mundo real. La realidad es inabarcable a los sentidos, es superior a la imaginación. La cultura del tatuaje evoluciona tal y como lo hacen todas las demás disciplinas estéticas. El que hoy se tatúa el rostro es como el que hace veinte años se aventuraba a tatuarse el antebrazo y como hace diez se atrevía con la mano. La red está repleta de divulgadores que están al tanto de las diferentes tendencias. Una que descuella en este momento es el "blackout" o fundido a negro, una técnica que consiste en tatuarse una extremidad completamente de negro. Un estilo nihilista que pareciera estar en consonancia con una juventud anhelante de oportunidades. Según refleja la psicoanalista Silvia Ons en "El cuerpo pornográfico": «Los que padecen en el mundo las consecuencias de un andar sin brújula son los que más apel...