Grita, llora, habla. ¡Duele!

El cuerpo se pudre un poco cada día. 

La mente se atrofia y se acota el terreno de la esperanza.

Vivimos en un cuenco de podredumbre.

 La ira y la codicia avivan las llamas azules del infierno y el caldo del cuenco bulle con mujeres, hombres y niños que se cuecen en la polenta, que es el alimento del pobre.

Vida, lejos te quiero. Muerte, acecha de cerca.

El color de la historia es sanguinolento y rico en matices dorados.

Muy temprano en la mañana  amor y traición son palabras que no se pronuncian. El vicio impune de la costumbre las ha maldecido. No significan nada. 

Pregunta el que desespera, y también vive. La vida lo desuella y le dice: esto es la vida. 

Amor sin lágrimas, pócima sin jugo.

Es lo que tienes. ¿Es lo que quieres? La vida te elige y tu la seduces para conservarla.

¿Para qué vivir? Para no morir, y por el camino, un sueño. 

No grites, no llores, calla. No duele.

Grita, llora, habla. ¡Duele!

Has gritado, has llorado, has hablado. ¡Has sufrido!

La vida no merece la pena, es un monstruo que oprime, acecha, conspira, tortura. No se puede luchar contra ella, hay que adularla.

Jesús de la Palma 

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