Nada humano me es ajeno
Hoy he probado un dulce nuevo: "margarita de dulce de leche". Me he cansado de los "ojitos de buey". Voy casi a diario al gimnasio e intento hacer dieta. Pero este caprichito de los dioses no me lo quito. Además, tampoco es a diario.
Antes pensaba en la gente que transmite su vida a través de las historias de Instagram y me preguntaba si no sería lo mismo lo mío.
«En cualquier caso, no; de ningún modo, pues tu literaturizas tu vida», me he dicho. A lo que me he replicado: «Y ellos la escenifican». Aun así quiero pensar que hay una diferencia insalvable entre ellos y yo. Quiero pensar que mis creaciones no están vacías de contenido. Por lo demás, "nada humano me es ajeno".
Mientras me tomaba el café he echado un ojo a las historias de Instagram. Me he detenido en las de un cura argentino que anunciaba unos talleres que tienden un puente entre la diversidad sexual y la fe.
Siempre he querido ser amigo de un cura. Tengo presentes las atrocidades de la Iglesia, pero ¿qué puedo hacer yo? Sin embargo, no puedo vivir sin fe. Si muriera hoy, querría un cura para confesarme.
Jesús de la Palma
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