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Mostrando entradas de mayo, 2021
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Mi padre acude a cobrar su pensión y la cajera le comenta que hoy solo abriran parcialmente, ya que cerrarán dos horas como signo de protesta por la inminente oleada de despidos. Mi padre no es usuario de Internet y se muestra algo confuso: "Me voy a cambiar de banco", me dice, visiblemente enojado. Pero no intuye que esto es algo endémico, propio del sistema bancario, independientemente de la entidad. Nada más colgar pienso en su época, en la de mi padre, donde pocos podían acceder a la educación universitaria; hoy, sin embargo, las universidades funcionan como empresas formativas que vomitan desempleados; mientras tanto, en los medios de comunicación impera el discurso único, sin mencionar, o acaso de pasada, el trasfondo de la situación; en no pocos casos, en un alarde de cinismo, se atreven a hablar de la ya visible recuperación económica. Jesús de la Palma

Dr. Manfred Spitzer, "Demencia Digital".

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"Nos esforzamos mentalmente cuando nos ocupamos y debatimos activamente con el mundo.  (...) Al aprender, se transforman las sinapsis, es decir, las conexiones entre las neuronas. Así es como se incrementa la capacidad de rendimiento del cerebro. (...) Por consiguiente, una cosa está clara: nuestra capacidad de rendimiento mental depende del esfuerzo mental al que nos sometamos. (...) Y como la salud mental depende también de la corporal, la formación tiene inmediatamente un efecto doble. Y más aún: la formación nos hace libres, libres de muchas coacciones, pues quien está formado puede conducirse de una manera crítica frente a sí mismo y frente a su entorno; no está a merced de todo sino que puede librarse de la inmediatez. Todo esto reduce el estrés que, por su parte, aniquila a las neuronas".
Gracias a los anarquistas de finales del siglo XIX y principios del XX se consiguió mejorar las condiciones de vida y laborales de muchas personas en el mundo, liberar a miles de familias de condiciones de vida que hoy consideraríamos infrahumanas; hoy, como antes, en el imaginario colectivo, el anarquismo suena a terror y a caos; suena a los que los poderes fácticos quieren que suene. En cuanto a los negacionistas, estimo que son una facción de pensamiento necesaria frente a los covidianos, como los denomina la RAE, ya que en este orwelliano cambio de orden mundial favorecido por la pandemia,  resistirse al "partido", al pensamiento único, es, en muchos casos, un acto desesperado para conservar la cordura. En palabras de Pilar Urbano en una reciente entrevista: "No soy negacionista, pero se nos ha querido convertir en una manada temerosa". Jesús de la Palma
Soy un hombre periférico, no me llaman las obras ni las palabras mayores; por eso no terminan de llamarme la vida o la muerte, y siempre ando entre dos aguas. Trato de ser eso que los hombres no perdonan que se sea: uno mismo. Jesús de la Palma

Los olvidados

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Seguimos, los españolitos de a pie, "los olvidados", como diría Buñuel, sin ponernos de acuerdo, cada uno tirando de un extremo de la cuerda, arengados por la clase política y sus voceros. Seguimos siendo la España a la que Serrat le cantaba aquello de "hay una España que muere y otra que bosteza", y por eso clamo por el individuo del que nos habla Stirner en "El único y su propiedad". Ni comunistas ni fascitas, tampoco moderados de izquierda o de derecha. El mundo, nuestro mundo, no avanza, se tambalea de un lado a otro, y eso es lo que entendemos por evolución. "La humanidad no se reconoce más que a sí misma, no tiene más objeto que el de la humanidad, su causa es ella misma", nos dice Stirner en uno de los textos más elevados sobre la conciencia individual. No, no evolucionaremos mientras no nos busquemos los unos a los otros, linternas en mano, en la oscuridad de nuestras conciencias. Jesús de la Palma

Apagón

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Se va la luz, salgo al balcón y veo a los demás vecinos como yo: móvil en mano con la linterna encendida. "El corte es general", me digo. Vuelvo a la cocina, mi mujer y yo estamos cenando; ella se decide a mirar Twitter. "¿Para qué?", le pregunto. Me dice que escribiendo el nombre de la ciudad acompañado del Hashtag puede que nos enteremos de algo. Asiento. Entra, y nada, nadie habla del apagón. "Es tendencia en España #RocíoMentira12 y #RocíoVerdad12", me dice, en alusión al duodécimo programa que dedica Telecinco al "caso Rociíto". Continúa: "Setenta mil personas están tuiteando sobre esto". Vuelve la luz, terminamos de cenar, ella ha preparado la cena y a mí me toca fregar los platos. Se levanta, se dirige al sofá, se sienta; se dispone a corregir unos exámenes mientras escucha el debate sobre Rociíto en Telecinco, porque el humano, ante todo es humano, y le interesan las cosas de humanos, sobre todo si son desdichas, y más aún si lo

Dr. Manfred Spitzer, "Demencia Digital".

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"La demencia es algo más que solo falta de memoria. (...) Se trata mucho más de capacidad intelectual, de pensar, de capacidad crítica, de visión panorámica en la espesura de la avalancha de informaciones. (...) Si no estamos vigilantes y no dejamos de una vez por todas de estupidizar sistemáticamente a la próxima generación, entonces serán a lo más tardar sus hijos quienes vivirán, no en las cavernas pero sí en circunstancias desfavorables".
Qué poco pueden decir de sí mismos los que quieren decirlo todo con una bandera. Jesús de la Palma

Bertrand Russell, "La conquista de la felicidad".

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"No es mi propósito en este libro hablar de la abolición de la guerra, de la explotación económica, de la educación en el miedo y en la crueldad. Es una necesidad vital de nuestra civilización descubrir un sistema que evite las guerras; pero no hay posibilidad de tal sistema mientras los hombres sean tan desgraciados que el exterminio mutuo les parezca menos horrendo que el soportar constantemente la luz del día. Es necesario impedir la perpetuación de la pobreza".
Tras leer el fragmento de Marcelo Larraquy en "Argentina, un siglo de violencia política (1880-1990)" que transcribo a continuación, es lícito (y lógico) pensar que el grado de alienación de la sociedad actual no nos conducirá a buen puerto, a saber: "Diez años antes (1899) los carreros (camioneros) también habían rechazado la incorporación del retrato fotográfico en su libreta de conductores, porque lo relacionaban con los retratos de la "Galería de Ladrones" que publicaba la Policía de la Capital. El retrato fotográfico era considerado un estigma para el trabajador". En palabras de Bertrand Russell: la felicidad es inseparable de la libertad". Jesús de la Palma
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De nuevo en el aeropuerto. Dentro, fauna aeroportuaria, bastantes ricos, por cierto. ¿Envidia? Ya no, a mi edad, ni muy viejo ni muy joven; definitivamente, no. Sí siento curiosidad. ¿Cómo serán sus vidas? En la cola para el mostrador, por unos minutos me he librado de una cola monumental, justo después de mí han aparecido dos equipos (femenino y masculino) de futbol; del Sevilla F.C. (no sé qué categoría) y un alubión de gentes después. Justo delante de mí, dos señoras, me entero por la acompañante (que no viaja con ella) que la viajante padece Alzheimer. En el control de pasajeros, ya sola, sigue delante de mí. Trato denigrante por parte de los guardias de seguridad. "Está persona padece Alzheimer, se ve claramente", le espeto a uno de ellos, visiblemente molesto. "¿Es usted su acompañante?", me pregunta. Respondo que no, y le explico que he escuchado en la ventanilla a la persona que la acompañaba. "Esta mujer no debería viajar sola", replica. Jesús de

Marcelo Larraquy, "Argentina, un siglo de violencia política (1890-1990)".

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La huelga, percibida como la patología del "sectarismo anarquista", no tenía otra cura que la represión física.
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Como de costumbre, también llevo ahora varios libros a retortero: la relectura de "El nacimiento de la tragedia", la de "El caminante y su sombra" y la de "La ciencia jovial", de Nietzsche; los "Diarios" de A. Pizarnik, los "Diarios" de John Cheever, las "Memorias" de Tennesse Williams; "Anillos para una dama", de A. Gala; un recopilatorio de artículos periodísticos de Cela; la relectura de "El libro del desasosiego" y los "Apuntes (I)", de E. Canetti; pero ninguno de ellos termina de atraparme; sin embargo, como suele suceder con las mejores cosas de la vida, esta tarde me he topado con un libro viejo y desvencijado que estaba rondando por ahí, al que llevaba sin echarle cuenta desde que ni recuerdo, y de pronto, he sentido el reclamo propio del amor a primera vista. Jesús de la Palma (21/05/2020)

Uno de los buenos

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En el avión me toca el asiento de en medio, aunque, como no va completo, me tranquilizo, ya que pienso en cambiarme de sitio; sin embargo, a mi derecha se ha sentado un psicólogo, pertrechado con la lectura de Erich Fromm. Me dirijo a él y me recibe con agrado; para mayor regocijo, se llama Jesús, como yo. Charlamos unos minutos, le comento sobre el último libro que he leído ("Hacia una psiquiatría crítica", de Alberto Ortiz Lobo); le comento que es, el autor, un psiquiatra íntegro, con valores éticos, que defiende al paciente y una psiquiatría donde los medios humanos y las terapias cobren protagonismo frente a la biomédica, frente a los intereses de las empresas farmacéuticas; le interesa, lo anota; me cuenta que su hermano es esquizofrénico; le comento que el CAT (siglas en inglés para denominar el Comité Contra La Tortura) considera tortura el trato degradante que sufren muchos enfermos mentales a día de hoy en los hospitales psiquiátricos, sometidos a regímenes de medica
Los teléfonos móviles inteligentes, lejos de ser un artículo de lujo, se han convertido en una herramienta de control para la ciudadanía. Hoy en día solo las élites pueden permitirse no tener estos cacharritos diabólicos. Jesús de la Palma

¿Mantener la vida?

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Hay personas a las que les tranquiliza pensar en la muerte, y este sentir lo desarrollan desde bien jóvenes, es algo intrínseco a ellos. Siempre han coqueteado con la idea del suicidio, aunque nunca lo hayan intentado. Hay temporadas, o días sueltos, en los que piensan en matarse varias veces a lo largo de una mañana, o de una tarde, y para dormir, les resulta un somnífero de lo más efectivo, les tranquiliza mucho pensar que van a morir mientras duermen; esa idea de no volver a despertar les seduce. El suicidio en ellos no es una idea concreta, es una ensoñación, un refugio; nunca han tenido claro cómo se suicidarían: seguramente, con una ingesta masiva de barbitúricos o cualquier otro tipo de muerte plácida. Han leído a casi todos los suicidas de la literatura, porque sienten que tienen mucho que ver con ellos. Cioran fue uno de esos suicidas impostados. Cioran, por no suicidarse, se convirtió en un impostor, pero fue un impostor brillante, único en su género; brillante, porque en est

Eterna juventud

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Leo en la introducción de "La conquista de la felicidad" que Bertrand Russell, con sus "Ensayos impopulares" se convirtió, al final de su vida, en el viejo más popular entre los jóvenes; acto seguido pienso en el viejo Cioran, también adorado por los jóvenes; a continuación me pregunto: ¿hay una meta más noble, más loable? Más adelante, en la misma introducción, su autor, José Luis L. Aranguren, cita a Russell: "En la adolescencia odiaba la vida y estaba continuamente al borde del suicidio, del cual, sin embargo, me abstuve por el deseo de saber más matemáticas". De modo que hoy, que se ha llegado a automatizar, peor aún, a mercantilizar el amor a la vida, seamos, más que nunca, suicidas de vocación, seamos russellianos, cioranescos: etérnamente puros, etérnamente jóvenes. Jesús de la Palma
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No nos acordamos de lo que comimos ayer; aun así, todos queremos dejar rastro, un legado memorístisco cuando abandonemos esta cuenca de tribulaciones que es la vida. Hoy todos saben quien es Cervantes, pero apenas unos pocos lo han leído; cuando pasen siquiera un par de cientos de años, todos sabrán quien es Michael Jackson, pero apenas unos pocos lo habrán escuchado, y aun teniendo todo esto en consideración, yo, como tantos otros, sigo escribiendo aquí y allí con aires de vencedor, cual hidalgo quijotesco, pensado que algún día, cuando falte, habrá quien que se acuerde de mí y eche mano de mis testimonios, buscando norte o consuelo. Jesús de la Palma
Paso mucho tiempo solo, no importa que esté rodeado de gente, mis ideas van por libre; siempre, o casi siempre, estoy a otra cosa; tribulaciones, de ordinario, cómo no; por eso, en ocasiones, me imagino que me desenrosco la cabeza y me la pongo enfrente para reprenderme. Jesús de la Palma

Danzad, danzad, malditos

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He visto tantas veces  "They shoot Horses, don't they? (Danzad, danzad, malditos, en español)", que conozco al detalle cada milímetro del metraje, no obstante, tengo esa sensación desde la primera vez que la vi, porque es un fiel retrato de lo que uno, si escarba un poco en la superficie, encuentra cada día al salir a la calle. La vida es una competición frenética en la que cada uno baila al son de su interés por continuarla: a más ganas de vivir, mayor el sacrificio y la humillación que se está dispuesto a asumir. Demonizamos a los suicidas porque han cometido el acto de valentía por antonomasia. Quien diga que los suicidas son unos cobardes, miente. Cobardes, en todo caso, somos nosotros, los que seguimos vivos, bailando al son de una música impuesta, ya que nadie vive su propia vida. Nunca estamos satisfechos, motivo por el que innovamos continuamente, imponiéndonos nuevas metas; metas, por otra parte, que no hacen sino llevarnos una y otra vez al punto de partida, por

José Ingenieros, "El hombre mediocre".

"¡El loco Sarmiento! Esas palabras enseñan más que cien libros sobre la fragilidad del juicio social. Cabe desconfiar de los diagnósticos formuladas por los contemporáneos sobre los hombres que no se avienen a marcar el paso en las filas; las medianías, sorprendidas por resplandores inusitados, solo atinan a justificarse, frente a ellos, recurriendo a epítetos despectivos".

José Ingenieros, "El hombre mediocre".

"Lo mismo que Sarmiento, llegó Ameghino en su clima y a su hora. Por singular coincidencia ambos fueron maestros de escuela, autodidactos, sin título universitario, formados fuera de la urbe metropolitana, en contacto inmediato con la naturaleza, ajenos a todos los alambicamientos exteriores de la mentira mundana, con las manos libres, la cabeza libre, el corazón libre, las alas libres. Diríase que el genio florece mejor en las regiones solitarias, acariciado por las tormentas, que son su atmósfera propia; se agosta en los invernáculos del Estado, en sus universidades domesticadas, en sus laboratorios bien rentados, en sus academias fósiles y en su funcionamiento jerárquico. (...) El genio nunca ha sido una institución oficial".

José Ingenieros, "El hombre mediocre".

"El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y está perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad".

Alberto Ortiz Lobo, "Hacia una psiquiatría crítica".

Los factores de riesgo son factores que se asocian estadísticamente a una enfermedad. Es decir, el factor de riesgo no es causa de la enfermedad. El factor de riesgo no es necesario ni suficiente para que se desarrolle la enfermedad. Lamentablemente, en la imaginación de muchos profesionales el factor de riesgo es un factor causal. (...) La situación puede llegar a ser esperpéntica, con una especie de salud persecutoria  que obliga a seguir normas preventivas y castiga en su caso cuando se incumplen.

Alberto Ortiz Lobo, "Hacia una psiquiatría crítica".

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"Los psicofármacos se han convertido en la única respuesta a muchos de los conflictos cotidianos, lo que ha favorecido que sus ventas se hayan disparado. (...) Los nuevos antidepresivos han multiplicado sus ventas porque se utilizan cada vez más ante cualquier reacción emocional sana y adaptativa, aunque desagradable, que ya es codificada en la acualidad como depresión".

Dignidad de rebaño

Nos han bombardeado hasta la saciedad con la idea de alcanzar la inmunidad de rebaño, pero nadie nos ha hablado de la dignidad de rebaño. Hoy he escuchado en el telediario de "La 1" hablar de "la agenda 2022", cuando presuponen que comenzará la recuperación económica: cuánto cinismo; qué desvergüenza. Jesús de la Palma

Alenxandr Solzhenitsyn, "Un día en la vida de Iván Denísovich".

"La tripa es ingrata y no recuerda favores pasados: al día siguiente siempre anda pidiendo".

José Ingenieros, "El hombre mediocre".

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"El idealista perfecto sería romántico a los veinte años y estóico a los cincuenta". "Cuando los pueblos se domestican y callan, los grandes forjadores de ideales levantan su voz. Una ciencia, un arte, un país, una raza, estremecidos por su eco, pueden salir de su cauce habitual". "Desprovistos de alas y de penacho, los caracteres mediocres son incapaces de volar hasta una cumbre o de batirse contra un rebaño. Su vida es perpetua complicidad con la ajena. Son hueste mercenaria del primer hombre firme que sepa uncirlos a su yugo. Atraviesan el mundo cuidando su sombra e ignorando su personalidad. Nunca llegan a individualizarse: ignoran el placer de exclamar "yo soy", frente a los demás. No existen solos. Su amorfa estructura los obliga a borrarse en una raza, en un pueblo, en un partido, en una secta, en una bandera: siempre a embadurnarse de otros".

Escisión

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Enfrascado en debates de izquierda y derecha, o polemizando entre negacionistas y covidianos, al pueblo llano le sucede algo similar a lo que relata A. Solzhenitsyn en su novela "Un día en la vida de Iván Denísovich", a saber: "¿Quién es el principal enemigo del preso? Pues otro preso. Si los reclusos no se pelearan entre sí, los mandos no tendrían ningún poder sobre ellos". Jesús de la Palma

"Un día en la vida de Iván Denísovich".

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La sociedad de control actual en palabras de Alexandr Solzhenitsyn en "Un día en la vida de Iván Denísovich": "¡Un paso a la derecha o a la izquierda se considera evasión! ¡La escolta dispara sin previa advertencia! ¡Cabeza de columna, en marcha! (...) Pero ni a sus pensamientos puede darles libertad el recluso. Siempre a vueltas con lo mismo, estrujándose la cabeza una y otra vez: ¿Me descubrirán el pan que tengo en el jergón?

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población".

"Fomentando la laboriosidad en las ciudades más que en el campo, se puede decir, tal vez, que Europa se ha buscado una vejez prematura".

El caballero de la triste figura

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Esta sarta de improperios se la dirige don Quijote, el caballero de la triste figura, a su fiel escudero Sancho, en el capítulo cuarenta y seis de la primera parte del libro, pero sus palabras bien podrían aplicársele a cualquier integrante de la clase política de cualquier pais: "¡Oh, bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! (...) ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete; no parezcas delante de mí, so pena de mi ira!".   Jesús de la Palma

El oficio de vivir

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No es tiempo para el pesimismo (bastante tenemos ya todos encima), en realidad, nunca lo es, al menos para el pesimismo exagerado, porque una dosis del moderado nunca viene mal para ponernos los pies en el suelo y retomar la vida con más energía. Pero, aunque no sea temporada de ese fruto tan amargo, se me ocurre una idea irreprimible, tanto, que ni si quiera puedo esperar a mañana para contarla. Hoy ha tocado leer a Cela, algunos de sus más reseñables artículos periodísticos, y digo esto para que nadie piense que vengo influenciado por Cioran, H. Roorda, P. Mainlander, A. Caraco o algún otro odiador de este "oficio que es vivir", como diría Pavese. Bien, la cosa es que sí, a toro pasado, lo pasado, lo ya vivido, no se me antoja tan malo, y como ya he dicho en otras ocasiones, ahora me encuentro relativamente cómodo con mi lugar en el mundo, ya no pienso que la vida sea una auténtica porquería, ahora solo pienso que es una porquería a medias, y eso, para mí, es una hazaña; pe
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En oposición a los covidianos, negacionista, y hasta el tuétano, y no porque niegue la enfermedad; yo no niego nada, sino por principios, por amor propio, porque me resisto al discurso único, al adoctrinamiento; negacionista por apagar la televisión y aislarme de cualquier medio de comunicación tradicional en redes sociales. Jesús de la Palma

Joseph Priestley, "Experimentos y observaciones en diferentes tipos de aire (1774-86)".

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Después de presentar unas cuantas tablas, relativas a las probabilidades de vida en las ciudades y en el campo, nos dice lo siguiente el doctor Joseph Priestley en Experimentos y observaciones en diferentes tipos de aire: "Estas comparaciones ponen de manifiesto la gran verdad que encierra el llamar a las grandes ciudades tumbas de la humanidad. (...) No es, en modo alguno, correcto considerar nuestras enfermedades como manifestaciones de una intención original de la naturaleza. Sin duda alguna, son generalmente creadas por nosotros mismos".

Bansky

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No puedo celebrar el último dibujo de Bansky porque es opio para el pueblo; acarrea consigo un mensaje populista, irracional; sentimental, adormecedor de conciencias. En esta pandemia no hay héroes, hay víctimas, y no solo cuantificadas en cadáveres, también en lo económico, y por eso creo que todo aquel que tenga voz entre la multitud debería alzarla de forma discrepante contra los gobernantes, ya que, por bien que lo hagan, siempre hay cosas que mejorar. Bansky es un artista urbano, no de salón, o al menos lo era, y en esos menesteres debería seguir, siquiera en momentos tan convulsos (luego que haga lo que le dé la gana), porque quien lo ha encumbrado a la categoría de leyenda ha sido el pueblo liso y llano. El mundo no cambia con mensajes de consuelo, autocomplacientes; el mundo cambia mediante el insurreccionismo pacífico, ideal; mediante la protesta constructiva. Platón, en la "República", dibujaba una sociedad utópica dirigida por filósofos, por los que sabían, por los

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población (1798)".

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"Un animal cebado puede, en ciertos aspectos, considerarse, en el lenguaje de los economistas franceses, como un trabajador improductivo: no añade nada al valor de la materia prima que consume. El actual sistema de pastoreo tiende, sin duda, más que el antiguo a reducir, en proporción a la fertilidad general del terreno, la cantidad de subsistencias humanas producidas en el país".

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población".

"La superioridad de los placeres intelectuales sobre los sensuales reside en que duran más tiempo, tienen mayor amplitud y son menos susceptibles de ser saciados; no en ser más reales ni esenciales".

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población".

"Todo indagador concienzudo de la historia de la humanidad reconocerá que en todas las épocas y en todos los Estados, en los que el hombre ha existido, o actualmente existe, la superior fuerza de crecimiento de la población es contenida por la miseria y el vicio para que la población efectiva se mantenga al nivel de los medios de subsistencia".

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población".

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"Pero si bien es verdad que con sus maniobras desleales los ricos contribuyen con frecuencia a prolongar situaciones particularmente angustiosas para los pobres, no es menos cierto que ninguna forma posible de sociedad es capaz de evitar la acción casi constante de la miseria, bien sea sobre una gran parte de la humanidad, en el caso de existir desigualdad entre los hombres, bien sobre toda ella si todos los hombres fuesen iguales".

Robert Malthus, "Primer ensayo sobre la población".

"No creo que puedan haberse dado casos de colonias peor dirigidas que las españolas de México, Perú y Quito. La tiranía, la superstición y los vicios de la madre patria fueron introducidos con gran abundancia en sus colonias. La Corona exigía impuestos exorbitantes. Las más arbitrarias restricciones fueron impuestas a su comercio. Y los gobernadores no se quedaban atrás en su rapiña y exacciones, tanto en beneficio propio como en el de su señor".

Albaicín

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En el Albaicín creció mi madre, y hay allí una calle que se llama "callejón del Mentidero". A mí, quizá por raíces o caprichos del destino, quién sabe, siempre me ha llamado la atención la etimología del término en cuestión, que procede del verbo mentir y del sufijo dero, que indica el lugar donde se realiza la acción. Mentidero, según la RAE, es un "lugar donde habitualmente la gente se reúne para hacer tertulia o conversar". Jesús de la Palma

Miguel de Unamuno, "Ahora (Madrid, 21-X-1933)".

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"Por desesperación se han llevado a cabo las más heroicas creaciones históricas; la desesperación ha creado las más increíbles creencias, los consuelos imposibles".

Miguel de Unamuno, "San Manuel Bueno, mártir".

"¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella".

Miguel de Unamuno, "San Manuel Bueno, mártir".

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-Lo primero -decía- es que el pueblo esté contento, que estén todos contentos de vivir. El contentamiento de vivir es lo primero de todo. Nadie debe querer morirse hasta que Dios quiera.
La caída de Dios no ha impulsado al superhombre, como predijo Nietzsche, por el contrario, ha abierto la veda para que charlatanes de todo tipo, mal llamados "entrenadores motivacionales", campen a sus anchas entre los vastos llanos de la estupidez. Jesús de la Palma
Los intelectuales que tenemos en España apenas salen en televisión, y cuando lo hacen, lo hacen con comedimiento, por miedo de que no los vuelvan a llamar, y así siguen el discurso imperante, tanto en sus redes sociales como tras las cámaras de la caja tonta, y no se les puede culpar; Unamuno se pronunciaba a este respecto en "Cómo se hace una novela (Obras completas, VIII, 744-5)" del siguiente modo: "Las gentes de aquí me preguntan si es que no puedo volver a España. (...) No puedo ni debo volver mientras haya Directorio, mientras el general Martínez Anido esté en el poder, porque no podría callarme ni dejar de acusarles, y si vuelvo a España y acuso y grito en las calles y plazas la verdad, entonces mi libertad y hasta mi vida estarían en peligro".