El caballero de la triste figura

Esta sarta de improperios se la dirige don Quijote, el caballero de la triste figura, a su fiel escudero Sancho, en el capítulo cuarenta y seis de la primera parte del libro, pero sus palabras bien podrían aplicársele a cualquier integrante de la clase política de cualquier pais: "¡Oh, bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! (...) ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete; no parezcas delante de mí, so pena de mi ira!".
 
Jesús de la Palma

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