Los intelectuales que tenemos en España apenas salen en televisión, y cuando lo hacen, lo hacen con comedimiento, por miedo de que no los vuelvan a llamar, y así siguen el discurso imperante, tanto en sus redes sociales como tras las cámaras de la caja tonta, y no se les puede culpar; Unamuno se pronunciaba a este respecto en "Cómo se hace una novela (Obras completas, VIII, 744-5)" del siguiente modo: "Las gentes de aquí me preguntan si es que no puedo volver a España. (...) No puedo ni debo volver mientras haya Directorio, mientras el general Martínez Anido esté en el poder, porque no podría callarme ni dejar de acusarles, y si vuelvo a España y acuso y grito en las calles y plazas la verdad, entonces mi libertad y hasta mi vida estarían en peligro".
Yo no soy malo (ficción narrativa)
El monólogo interior no me aflige. Convivo con él con la más absoluta naturalidad, a la manera de esos médiums que cohabitan con los fantasmas, como en una suerte de comuna platónica. A menudo me pregunto cuándo empezó todo, y en cada ocasión obtengo una respuesta distinta, lo que no es impedimento para que siempre termine encontrando el camino de vuelta a lo que considero que más se acerca a la verdad. Todo pudo empezar cuando, siendo muy chico, y ante una de las regañinas de turno, le repliqué a mi padre que yo tenía mis derechos. Como ni determinista ni existencialista, no considero que no pudiera haber cambiado de alguna manera mi destino; no obstante, no me cabe duda de que tanto el carácter como las circunstancias influyeron de manera decisiva en quien me terminé convirtiendo. Me gustaría poder contar una historia en la que no hubiera pasado nada; pasearme por los aledaños de los acontecimientos y detenerme en cada detalle; describir cada esquina y cada pilar, cada pared, ca...
Comentarios
Publicar un comentario