Los intelectuales que tenemos en España apenas salen en televisión, y cuando lo hacen, lo hacen con comedimiento, por miedo de que no los vuelvan a llamar, y así siguen el discurso imperante, tanto en sus redes sociales como tras las cámaras de la caja tonta, y no se les puede culpar; Unamuno se pronunciaba a este respecto en "Cómo se hace una novela (Obras completas, VIII, 744-5)" del siguiente modo: "Las gentes de aquí me preguntan si es que no puedo volver a España. (...) No puedo ni debo volver mientras haya Directorio, mientras el general Martínez Anido esté en el poder, porque no podría callarme ni dejar de acusarles, y si vuelvo a España y acuso y grito en las calles y plazas la verdad, entonces mi libertad y hasta mi vida estarían en peligro".

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