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Mostrando entradas de agosto, 2021

Pasa la vida

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Hay una canción de Pata Negra que se llama "Pasa la vida", y que a mí siempre me ha gustado mucho, pero que no he terminado de entender hasta hace muy poco, porque yo pensaba que sí, que la vida pasa, pero pásala; esto es, que mientras pasas el trago de vivir, cuidado con no atragantarte, porque la vida, a veces, por no decir a cada dos por tres, se hace bola; vamos, que no salimos de una cuando, sin darnos cuenta, estamos metidos en otra más gorda. Vivir es, como dice John Lennon en "Beautiful Boy", "aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado". Pero ¿quién puede hoy hacer planes? Eso parece ser ya cosa de una casta privilegiada. Para ellos sí que pasa la vida... Pero ¿y para los jóvenes? Ellos no entienden que la vida pasa, porque la juventud es sinónimo de eternidad. Y qué decir de los tiempos que corren: esa sensación de invencibilidad, mal gestionada, esto es, sin oportunidades, hace que, según la OMS, la segunda causa de muerte entre los jóve

Silencio

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Escribir como antídoto contra la realidad, pero no para escapar de la misma, sino para ahondar a tal punto que el ruido ensordecedor de la superficie desaparezca. "El agua se aprende por la sed y el amor, por el hueco de la memoria", nos dice Emily Dickison en un poema. Sor Juana Inés de la Cruz, por su parte, en "Primero sueño", esto: "Todo, en fin, el silencio lo ocupaba, aun el ladrón dormía, aun el amante no se desvelaba...". Escribir, pues, para que el silencio nos abrace con su cálido silencio y olvidarnos de existir, puesto que no es otra cosa el vivir. Jesús de la Palma

Malas noticias

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Sentado en pendiente, la veo venir, arrastrando una silla de ruedas, cuesta arriba. Es ya anciana. "¡La vida!", me lamento. Veo que vende boletos del Euromillón. Nunca compro nada parecido, pero este caso es especial: vengo de una mala noticia y estoy leyendo a Marcuse. Las malas noticias a veces nos reconcilian con la vida: está todo perdido por un instante, por lo tanto, no hay nada ya que temer. Por otra parte, Marcuse habla de las condiciones laborales; entre otras cosas, habla de los peligros de la propaganda y la publicidad, y de la importancia de tener unas condiciones de trabajo agradables en vez de desagradables; habla de amos y servidores y de muchas cosas más. La veo acercarse y pienso en ello. "¿Qué lleva?", le pregunto. "El Euromillón", repone ella. Le compro y me siento doblemente en paz: por una parte, la ilusión ante la posibilidad de ser millonario; por otra, la sensación de ayudar. Una paz efímera, impostada. "¡Egoístamente, has ayud

De don juanes y más...

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Una vez superada la pulsión sexual de la juventud, y ya en edad madura, veo a las mujeres con otros ojos: ahora soy capaz de admirar su arte y entender sus ideales. Yo nunca he sido un ligón, porque para serlo hay que tener mucha sangre fría, y labia también, y yo solo tengo de esto último, y eso, a la hora de ligar, es como estar cojo y pretender llegar el primero a la meta. A mí siempre me han gustado las mujeres, pero ahora, por la edad y las circunstancias, he dejado de competir; ya no es prioridad en mí querer gustar puesto que tengo a quien gustar. En la época de juventud, quería lo que no podía tener, esto es, mujeres; no tenía, al menos, todas las que yo, como cualquier otro joven, hubiera deseado. Cuando yo era joven veía a las mujeres como un medio, no como un fin: eran el medio de satisfacer, aparte de mis impulsos más primarios, mi insaciable deseo de felicidad. Yo no he estado con muchas mujeres, fui un joven de novias, y a excepción de alguna relación esporádica, siempre

Hacer cola es una profesión

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En su librito "Por qué se cuece el niño en la polenta", librito, por cierto, que marcó un hito en mi vida como lector, Aglaja Veteranyi relata sus experiencias y sensaciones durante la sanguinaria dictadura de Nicolae Ceauşescu, y nos dice cosas de este calado: "El dictador es zapatero de profesión, ha comprado sus diplomas en la escuela. No sabe ni escribir ni leer, dice mi madre, es más tonto que una tapia. Pero una tapia no mata, dice mi padre". También esta otra: "En mi tierra hacer cola es una profesión". Hoy, en España (aunque intuyo que no es un problema endémico), independientemente del signo político, los gobernantes también compran sus diplomas en la escuela y son, si no tontos, sí sordos como tapias, en cuanto a las necesidades de la ciudadanía; por su parte, y esto sí es a nivel mundial, hacer cola se ha convertido en una profesión. Jesús de la Palma

Turbamulta

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Los medios de comunicación de masas se han convertido en los principales aliados de los Gobiernos y de los poderes fácticos, y la verdad oficial en un látigo opresor contra la disidencia, contra cualquier indicio de pensamiento crítico. Pero no es esto lo que más debería preocuparnos, porque aquellos no serían nada sin una turbamulta que los jaleara e incitara a seguir mintiendo. El pueblo digiere la mentira mejor que la verdad; obedece, entrega sin concesiones cualquier vestigio de autonomía, y qué mejor abono para la opresión. Deberíamos cuidarnos, más que de ningún otro, de aquellos que a la mínima oportunidad acusan de elucubrador de conspiraciones a todo aquel que se atreve a ejercer su derecho a la objeción. Jesús de la Palma

Teatro de lo absurdo

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Yo escribo al modo de Ionesco en "La búsqueda intermitente (Diarios)", sin llegar a alcanzar su grado de intimidad ni, por supuesto, su talento; yo soy un amateurista, como diría Cela, en cuanto a las cosas que interesan del saber, porque de lo que realmente sé, ¿a quién podría interesar? Porque yo sé, principalmente, de las cosas del querer, y de eso, quien más, quien menos, todos sabemos un trecho. Yo apenas sé de Filosofía, si acaso, un poquitito de nada, pero es verdad que cuando escucho su nombre me pongo muy contento. Recuerdo que con siete años, una noche le pedí al Señor que me llevara con él, porque sentía que nunca iba a encontrar la verdad ni mi lugar en el mundo. Esta interpretación es de ahora, pero aquella noche, con mis siete añitos, la recuerdo como si fuera hoy, y recuerdo que me angustié al pensar que nadie me quería y que estaba muy solo en el mundo; he de aclarar, no obstante, que mis padres me adoraban, pero por alguna razón, con siete añitos, tuve mi pri

Nada hay nuevo bajo el Sol

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No hace mucho leí un libro de John Keynes, "Crítica de la economía clásica", donde aprendí que el mercado financiero necesita parados para cubrir satisfactoriamente la oferta de empleo. Esto es, crear necesidad para generar oportunidad. Hoy, leyendo la Biblia, me topo con el siguiente párrafo: "No vamos a ocultar a mi señor que se acabó el dinero, y los rebaños de animales han pasado a ser de mi señor; no queda ante mi señor sino nuestras personas y nuestros campos. (...) Compra nuestras personas y nuestros campos a cambio de pan y seremos nosotros esclavos del faraón. (...) El país vino a ser propiedad del faraón, y el pueblo quedó sometido a esclavitud. (...) José dijo a la gente: "Hoy os he adquirido a vosotros y a vuestras tierras para el faraón, ahí tenéis simiente para sembrar la tierra. (...) Ellos respondieron: "Nos has salvado la vida, (...) seremos esclavos del faraón". Unas cuantas lunas han pasado desde los tiempos del faraón, pero vemos en nue

La sociedad aséptica

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La nuestra es una sociedad aséptica, en cuanto a motivos de salud como de ideales. Todo es en ella superfluo. Digo aséptica porque hoy, aun vacunados, y sin ser obligatorio, muchos se siguen cubriendo el rostro con la mascarilla para pasear al aire libre, y la mayoría ha dejado de utilizar el dinero en efectivo. En mi opinión, la sociedad aséptica, más que perder el juicio, que sería más digno, ha optado libremente por la estupidez supina, por hacerse la sorda, la muda y la ciega, porque cualquiera con unas mínimas dotes de sentido común se da cuenta de que la desaparición del dinero en efectivo no solo supone un perjuicio económico para cualquier bolsillo de clase media, sino una masacre de los más desfavorecidos.  Hoy he aparcado la moto al lado de unos contenedores de basura y he visto a un joven abrir cada uno de ellos, apoyarse en el filo con una mano y hurgar en el interior con una vara metálica que sujetaba con la otra. Más tarde, he entrado en una farmacia, y la señora de delan

The Rolling Stones

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De los Rolling Stones sé poco, lo que la mayoría: "(I can't get no) Satisfaction", y poco más; que viene a ser la (brillante) versión musical del "Caminante, no hay camino", de Machado. No digo que los Rollings conocieran a Machado ni que se inspiraran en él, que todo puede ser; digo, únicamente, que son dos caras de una misma moneda: la poética y la musical.  Ayer falleció Charlie Watts y todos nos solidarizamos con su muerte, porque solidarizarse con los muertos es gratuito y nos deja en muy buena posición. A mí se me ha ocurrido escribir este parrafito de nada por eso, porque sentir las pérdida de otro es una forma de reconciliarse con el mundo, y no hay otro modo de hacerlo que desde el egoísmo, desde el querer(se): primer paso para querer a los demás. Machado no encontraba el camino y los Rolling no encontraban satisfacción; pero tú y yo, al escuchar a los unos y leer al otro, seguro que, al menos por un instante, encontramos el camino, la satisfacción. Jes

Fantasmas

Nos persiguen los fantasmas del pasado, no nos reconocemos en nuestro yo de ayer. Ley de vida. Disfrazamos de altruismo los intereses propios. Ley de vida. Cuando alguien nos roba la energía, nos está pagando con moneda de cambio. Ley de vida. Todo está amañado. Lo dicho ayer nos priva del sueño hoy. ¿Quién es quién? Ley de vida. Lo hecho hoy, la condena de mañana. No importa si bien o mal: si bien, despercidiamos el ayer; si mal, el mañana. Ley de vida. El hoy no es lo que cuenta. ¿Qué cuenta? La eterna pregunta. Ley de vida. Un amor no vale por dos ni para dos ni salva ni condena; un amor con amor detiene un tiempo que un día nos será reclamado. Un amor sin amor, escancia un elixir sin copa. Nada. Todo trasciende, somos trascender. Todo no está en la mente y el cuerpo, está en las mentes y en los cuerpos; pero no vemos, solo nos vemos. ¡Yo! Ley de vida. ¿Qué vida? ¡La vida! ¿La tuya o la mía? ¡La nuestra! Jesús de la Palma

Depende

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Que todo lo relativo es relativo, ya lo dice la canción: "Depende, todo depende, de según cómo se mire, todo depende". Esa relatividad del relativismo pareciera una deducción silogística, pero en realidad no es sino un trabalenguas argumental; de inapelable conclusión, desde luego. Esa relatividad del relativismo es lo que hace que la vida, la pesada carga vital, roce esa levedad de la que Milan Kundera nos habla en su obra magna. Y es que los extremos se rozan y la vida es un lazo. Uno, desde luego, no puede ir diciendo por ahí que todo es relativo y quedarse tan a gusto, sin más, pensando que ha sentado cátedra, puesto que antes que él, ya han venido a este mundo una ristra de señores muy inteligentes, que se hacen llamar a sí mismos filósofos y que han elaborado complejísimos sistemas de pensamiento. Si uno, por tanto, quiere sentar cátedra diciendo que todo es relativo, primero deberá desarrollar un sistema de pensamiento que lo demuestre. Yo ni soy filósofo ni mente lúci

Juego de cartas

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En el barco. Una pareja de mayores, no tan mayores aún, juega a las cartas. Me llama la atención la actividad por su anacronismo. No creo que muchos hoy, en la era digital, juegen a las cartas para desdibujar el tiempo. Al poco abandonan el juego y se sumergen, móvil en mano, en el universo digital. Nada de que hablar. Pienso entonces en mi relación de pareja: yo hablo y ella me escucha, bendita paciencia la suya. Santa, santa, santa es ella entre todas las mujeres y bendita es su bondad para conmigo. Yo hablo principalmente y ella me escucha porque yo tengo un serio problema de identidad, y es que me busco y, por más que lo intento, nunca me encuentro, y la necesito a ella más que a nadie en este mundo para que constantemente me recuerde quién soy, cuál es mi lugar en el mundo. Ella habla, pero nunca sobre ella. Ella es generosa. Ella habla de nosotros. La pareja de mayores aún no tan mayores ha dejado el teléfono y miran a través del ventanal, miran al océano, a la inmensidad. No hab

Génesis

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Yo tenía un amigo, una de esas amistades que solo se soportan en la juventud, cuyo autor de cabecera era (no sé si lo sigue siendo) Paulo Cohelo, y por él fue por quien conocí la afamada frase de: "Cuando deseas algo con mucha fuerza, el universo conspira para que realices tu deseo". Por mi parte, más que pesimista, y aun habiendo leído con ahínco a Cioran, Schopenhauer, Ligotti o Maïnlander, me gusta más pensar que siempre he sido un optimista moderado, que ha tenido los pies atados al suelo, y que únicamente ha usado la imaginación para eludir las llamas de la realidad, sin dejar nunca de tomar conciencia de las mismas. Se me ocurre esto tras leer un fragmento del Génesis, a saber:  -Respondió Jacob al faraón: -Ciento treinta años son los años de mi peregrinar. Pocos y malos han sido los años de mi vida, y no llegan a los años de vida de mis padres en su peregrinar". Jesús de la Palma

Nacionalismos

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H. Marcuse cita en "El hombre unidimensional" a François Perroux, a saber: "La ignorancia y la inconsciencia son tales que los nacionalismos continúan floreciendo. (...) Y engañadas por la clase, las masas dolientes se ven por doquier comprometidas en las asperezas de conflictos en que sus únicos enemigos son los amos que emplean conscientemente las mistificaciones de la industria y el poder".

Herbert Marcuse, "El hombre unidimensional".

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"Toda liberación depende de la toma de conciencia de la servidumbre, y el surgimiento de esta conciencia se ve estorbado siempre por el predominio de necesidades y satisfacciones que, en grado sumo, se han convertido en propias del individuo. (...) Los que hacen la política y sus proveedores de información de masas promueven sistemáticamente el pensamiento unidimensional. Su discurso está poblado de hipótesis que se autovalidan y que, repetetidas incesante y monopolísticamente, se tornan en definiciones hipnóticas y dictados".

Oropel

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Todo en mí es oropel, harina de costal ajeno; savia estéril, si se prefiere. No sé lo que es llegar a meta alguna y menos aún a la conclusión de por qué; es más, soy incapaz de llegar a una conclusión de la que no dude una y mil veces antes y después de espetarla, más antes que después, sin tiempo de maceración, porque apenas sí sé de lo que me hablan cuando me hablan de paciencia, de reflexión. No soy, pues, como se puede ver, ejemplo de nada bueno, y, aun así, me tengo por bravo, valioso e incandescente, esto último es, irradiador, si no de sapiencia, al menos sí de ocurrencia. Y así transcurren los días de mi vida, a trompicones y sobresaltos, a toda mecha un día, y al otro con la mecha mojada, porque nunca he conocido el termino medio. ¿La mesura, la ecuanimidad? No, eso es para seres virtuosos, adalides del altruismo y de la buena fe. No, yo soy humano, demasiado humano, y como tal, no entiendo la vida, y mucho menos a mí mismo, pero ¿qué le vamos a hacer? Ya es tarde para cambiar

Aplausos

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Algo parecido ha quedado tras la tragedia coronavírica: un reguero de aplausos orquestados, representantes de lo más hondo de la vacuidad humana; posiciones irracionales fundadas en imágenes, palabras, arquetipos, frente a un trasfondo pandémico de suicidios, precariedad laboral, pobreza y limitación indefinida de derechos que hasta no hace mucho se consideraban fundamentales. Un atropello contra la dignidad humana. Jesús de la Palma

Mayo frances

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Ningún cambio trascendental y beneficioso para el grueso de las poblaciones a lo largo de la historia ha comenzado con aplausos. Hoy, como en tantos otros periodos históricos, la gente de a pie necesita recuperar la dignidad, no obstante, se hace difícil pensar en un Mayo francés en nuestros días. Hoy tenemos nuestro espacio de protesta, las Redes Sociales: hoy somos como esos perros atados a sus casetas que ladran estúpidamente, sin descanso y sin motivo; sin posibilidad de pasar a la acción. Jesús de la Palma

Ya tengo ganas de morirme

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El mundo no es tuyo ni mío, nada de cuanto nos rodea física o emocionalmente lo es, ni siquiera con herederos. Somos conscientes del desvanecimiento del mundo, de aquello que creíamos firmemente verdadero, allá por la mediana edad, con la desaparición de los padres o el atisbamiento de la misma. En cuanto intuimos que la vida tiene un final, todo ha terminado, ya no existe la magia, únicamente la supervivencia emocional. Recuerdo que no hace mucho, Escohotado celebraba su cumpleaños, lo cual quedaba documentado a través de su canal de Youtube; había, mayoritariamente, gente joven a su alrededor, dato que captó mi atención sobremanera, y más si cabe, teniendo en cuenta las declaraciones que él mismo había emitido no hacía mucho a un periódico de tirada nacional: "Ya tengo ganas de morirme".  Que alguien de más de ochenta años diga que tiene ganas de morirse no debería extrañarnos en absoluto, y menos proviniendo de alguien de la altura intelectual de Escohotado, puesto que sie