Ya tengo ganas de morirme
El mundo no es tuyo ni mío, nada de cuanto nos rodea física o emocionalmente lo es, ni siquiera con herederos. Somos conscientes del desvanecimiento del mundo, de aquello que creíamos firmemente verdadero, allá por la mediana edad, con la desaparición de los padres o el atisbamiento de la misma. En cuanto intuimos que la vida tiene un final, todo ha terminado, ya no existe la magia, únicamente la supervivencia emocional. Recuerdo que no hace mucho, Escohotado celebraba su cumpleaños, lo cual quedaba documentado a través de su canal de Youtube; había, mayoritariamente, gente joven a su alrededor, dato que captó mi atención sobremanera, y más si cabe, teniendo en cuenta las declaraciones que él mismo había emitido no hacía mucho a un periódico de tirada nacional: "Ya tengo ganas de morirme".
Que alguien de más de ochenta años diga que tiene ganas de morirse no debería extrañarnos en absoluto, y menos proviniendo de alguien de la altura intelectual de Escohotado, puesto que siempre es difícil encontrar a un tonto preocupado, y no es difícil de entender que alguien de su inteligencia, y a su edad, tenga ganas de morirse, puesto que por sabiduría y experiencia, ya ha recabado material suficiente como para comprobar que, si hacemos balance, la vida es un camino de cardos y chumberas, porque de cada rato bueno, se sacan diez malos.
Uno podría pensar entonces que para qué vivir; pero es que vivir no tiene sentido, o si lo tiene, es el que cada uno le quiera dar. ¿Y para qué vivir -de nuevo-, si de cada diez ratos malos solo uno bueno? Bueno, pues por eso mismo, cabe responder, porque la vida no es para pensarla, sino para vivirla, y por eso mismo los jóvenes se arremolinaban en torno a un Escohotado cansado de la vida, porque, embriagados de plenitud, apuestan por la emoción, que es la manivela de la razón; porque verdad no hay más que una, y es que no hay más ciego que el que no quiere ver, y estar vivo es estar ciego, muy ciego; tan ciego que, aun viendo que terminaremos, de viejos, con ganas de morirnos porque ya las fuerzas no nos asisten y de día tendremos ganas de que se haga de noche y de noche que se haga de día, seguiremos celebrando la vida, y acaso esperando una verdad revelada, un Escohotado que guie nuestros pasos.
El mundo no es ni tuyo ni mío, por eso el mundo, nuestro mundo, eso que llamamos vida, no tiene sentido, ningún sentido, porque nada nos pertenece, ni siquiera nos pertenecemos a nosotros mismos; por eso Escohotado necesita a los jóvenes para darle sentido a la muerte y los jóvenes necesitan a Escohotado para darle sentido a la vida; porque en el mundo, los humanos estamos solos, tan solos que un día, ante tan espantosa falta de sentido, se nos ocurrió inventar una triada divina que diera sentido a nuestras vidas.
Jesús de la Palma
Comentarios
Publicar un comentario