Turbamulta
Los medios de comunicación de masas se han convertido en los principales aliados de los Gobiernos y de los poderes fácticos, y la verdad oficial en un látigo opresor contra la disidencia, contra cualquier indicio de pensamiento crítico. Pero no es esto lo que más debería preocuparnos, porque aquellos no serían nada sin una turbamulta que los jaleara e incitara a seguir mintiendo. El pueblo digiere la mentira mejor que la verdad; obedece, entrega sin concesiones cualquier vestigio de autonomía, y qué mejor abono para la opresión. Deberíamos cuidarnos, más que de ningún otro, de aquellos que a la mínima oportunidad acusan de elucubrador de conspiraciones a todo aquel que se atreve a ejercer su derecho a la objeción.
Jesús de la Palma
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