La presentadora del telediario

Me gusta la presentadora del telediario regional y se lo digo a C. Ella está enamorada de Alejandro Sanz y la vida continúa. En ocasiones, cuando aparece en pantalla con un nuevo peinado o un traje que le favorece, C. me dice que ahí la tengo, que mire lo guapa que está, y que si quiero, me vaya con ella.

Ni más ni menos que el inofensivo juego que mantiene vivos el humor y la chispa del amor dentro de la pareja. 

Hoy le he hablado de la nueva fisioterapeuta que me está tratando: «¿Sabes que hemos estado hablando casi todo el tiempo que dura la sesión y hemos abordado temas como la teoría del conocimiento, las neuronas espejo y, para terminar, y ya en un plano de más actualidad, ella me ha preguntado si tenía conocimiento de la “cárcel de Bukele”, y de ahí hemos pasado a Quentin Tarantino y Charles Manson?». 

En esta ocasión me ha dicho que «eso es mentira». Y al yo asegurarle que le hablaba en serio: «Pues ya sabes lo que tienes que hacer. Yo ya tengo lo que quería». Entonces he empezado a reírme, en parte aliviado por esa última frase: «Yo ya tengo lo que quería». Ese tipo de comentarios, provenientes de la única mujer a la que soy capaz de amar, son como un bálsamo para alguien como yo, que no termina de entender nada. Necesito un pilar de inamovible firmeza e indubitabilidad a mi lado, y eso solo me lo puede dar una mujer; en este caso, una buena mujer, de la que, para más señas, estoy enamorado. 

Hace años se me ocurrió escribir que “nadie pisa más fuerte que una embarazada”. Una mujer con hijos es una fuerza de la naturaleza, y hay hombres, como yo, que para no perdernos en los oscuros entresijos de la razón, necesitamos un dogma al que aferrarnos del mismo modo que Ulises se ató al mástil de su embarcación ordenando que bajo ningún concepto lo desataran.

Jesús de la Palma 

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