Nueve meses
Una señora me habla del tiempo cuando salimos más o menos a la vez de la tienda. Yo he ido a devolver no sé qué de C. Me han dado un tiquet que no caduca. En realidad me ha enviado a dos tiendas y en las dos me han dado un tiquet. En ninguna devolvían el dinero. La señora que me hablaba se quejaba de que «el tiempo está loco». Suelo ser amable con la gente que me aborda con naturalidad para comentar cualquier asunto sin importancia. Yo me he estoy haciendo al clima de aquí, pero le he respondido como si llevara con él toda la vida. Ayer por la tarde, ya habiendo anochecido, se podía ver la humedad, y casi parpalra, a la luz de las farolas. Si alguien te aborda por la calle para hablar del tiempo climatológico, aunque sea para quejarse, es que más o menos está de buen humor, ese día, al menos, la vida no le ha pasado por encima. Después de devolver sus cosas he ido a cambiar un pantalón mío. Me he comprado tres iguales, aunque de colores diferentes; colores muy discretos, solo que el que he ido a cambiar era demasiado antiguo, un color de viejo, según ella, que ha sido quien me ha animado al cambio. Hoy cumple nueve meses Manuel Abril, ya balbucea, hace palmitas, dice mamá y papapapa, gatea y se mantiene de pie siempre que pueda sujetarse. En cuanto a la lectura, estoy disfrutando mucho El dios salvaje. He terminado el capítulo sobre Chatterton.
Jesús de la Palma
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