Maniac

Benjamín Labatut tiene cara de chileno; al menos así me gusta verlo, y de escritor, también tiene cara de escritor. ¿Tiene cara de escritor? No. Nadie diría a simple vista que lo es. No existe tal cosa como la cara de escritor. Yo tampoco tengo cara de escritor, y eso que no puedo parar de escribir. Me miro al espejo y lo último que veo es a un escritor. Cualquier cosa menos un escritor. Veo a un hombre, eso sí. Sé que soy un hombre cuando me miro al espejo; un hombre con una historia, una historia que siempre estoy tentado de narrar; de narrarla como escritor, pero como no me veo como escritor, me siento incapaz. Ese ímpetu narrativo de Labatut que me ha cautivado ya en las primeras páginas de “Maniac” y que necesitaría para arrancarme como novelista, no lo tengo; no lo encuentro. Quizá algún día. Labatut me recuerda en su estética a los nostálgicos poperos de los ochenta. Labatut es un moderno, si un hombre del siglo XXII viera una foto suya pensaría que fue un hombre moderno. Yo, al contrario que Labaut, cuando me miro al espejo veo un hombre antiguo. Aunque me pusiera encima el atuendo más sofisticado seguiría pareciendo un hombre antiguo. La expresión de mi rostro es antigua, mi orejas, mi nariz, mi boca, mis manos, mi barriga y mis pectorales son antiguos. Mis piernas no; mis piernas no son modernas, pero tampoco antiguas. Mis piernas son clásicas, atemporales. Aún son capaces de correr; siempre lo han sido. Aunque nunca me ha gustado correr. Las primeras páginas de “Maniac” te arrastran como si Labatut te colocara un collar de perro y te sacara a trotar. El ritmo narrativo me ha recordado a “Diamantes en bruto”, el frenético filme protagonizado por Adam Sandler. Siempre he querido escribir así, pero me freno en seco y me quedo ahí parado, como en mitad de un páramo, sin saber que hacer. La novela de Labatut tiene muy buenas críticas y comienza muy bien; veremos si se cumplen las expectativas. Comienza con la historia de Paul Ehrenfest y su relación de amistad con Einstein. Habla de su hijo, del hijo de Ehrenfest. Me voy a Wikipedia: ¿Quién es Paul Ehrenfest? Con “El Dios Salvaje: Ensayo sobre el suicidio” también tuve que acudir a Wikipedia: ¿Quién es  
Hart Creen? Ambos tienen un terrible secreto en común.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”