Fin de lectura

“El Dios Salvaje: Ensayo sobre el suicidio” es un libro que derrocha sentido y sensibilidad. Mantiene la atención hasta el último punto y nos regala una experiencia personal como colofón que nada más cerrar el libro nos hace sentir huérfanos de lecturas. ¿Cómo abrir un nuevo libro después de esto? Como después de un sabroso y opíparo banquete, hay que digerirlo. Dar tiempo a la digestión. Los teóricos que cogen la vida con pinzas desde sus escritorios esterilizados se me quedan chicos frente a las embarradas experiencias personales de El Dios Salvaje.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”

Cuajo