Cornamenta

Ser rico te permite, entre otras muchas cosas, emparejarte con una mujer cincuenta años más joven que tú. Groucho era ese tipo de hombre; por lo que se ve, no le importaba ser humillado y maltratado físicamente, ni siquiera en público, o que ella disfrutara de otros hombres. Marilyn Suzanne “Erin” Fleming llevó otra vez el entusiasmo y la ilusión a la vida de Groucho, cuando él creía haberlos perdido para siempre, pero ¿a qué precio? Me pregunto qué pasa por la mente de un genio del humor, yo, que veo la vida con una gravedad tan plomiza y una pátina tan oscura y soy incapaz de hacer una broma; mucho menos de contar un chiste. Al contrario que a Groucho, me aterroriza pensar solo en el hecho de ser un cornudo; a tal punto que los dramas cinematográficos que más impacto emocional me han causado, exceptuando "They shoot horses, don't they?", que aborda las consecuencias de la miseria de forma directa, abierta, descarnada, cuentan historias de cornudos: “Stromboli, tierra de Dios”, “Noche de circo” o “Casino”, entre otras.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”