Aún joven

Aún me considero joven; solo los jóvenes no se consideran jóvenes, ellos siempre quieren ser mayores de lo que son en realidad. No obstante me he quedado desfasado en muchos aspectos de la vida cotidiana. No me gusta el reguetón ni presto atención a determinadas redes sociales. Ayer mismo fui a comprarme unos pantalones y opté por un modelo clásico y cómodo. Son de tela antigua, como la de los que llevaba mi padre y todos los hombres de su generación, solo que han sofisticado el corte y en la etiqueta han escrito jogging, porque al ser un modelo híbrido, entre arreglados, pero informales, tienen una guita en cintura y la raya vertical marcada. En el probador, una pareja comentaba un audio de guásap; él lo reprodujo a una velocidad superior. Esto ya me sonaba por mi hijo mayor, pero a mí nunca se me hubiera ocurrido hacerlo; también para eso estoy desfasado. La tendencia en cuanto a los audios de guásap, por lo que se ve, es enviarlos cortos y escucharlos al doble de velocidad. «Con razón —me digo— mi hijo, aunque siempre termina escuchándolos, más de una vez los deja pasar días». Mis audios son antiguos: largos y con voz pausada, dejando incluso silencios para pensar.

Jesús de la Palma 

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