Un amor
Son días atípicos, de trajín, de ajetreo. Elijo lecturas amenas, livianas. Termino con Roberto Artl y comienzo con Sara Mesa. La protagonista de su novela se llama Nat y es una traductora que decide empezar una nueva vida. La escritora termina el primer capítulo con un aroma femenino embriagador. Me seduce e inspira de tal modo que, como suelo decir en estos casos, me deja clavado delante de la hoja. Se trata de esa fuerza sobrenatural, propia de las mujeres, que tanto me fascina y tanto necesito. ¿Por qué desde que he tenido oportunidad, por edad, claro, he estado emparejado? Es bien sencillo de responder: no soy nadie sin una mujer a mi lado. Sara Mesa cierra el primer capítulo de Un amor esbozando una semblanza del carácter femenino universal, a saber: «Nat tiene la posibilidad de cambiar esto, de dar un giro justo hacia el lado contrario, y solo por eso, porque existe esa posibilidad y está en su mano, se niega a rendirse».
Jesús de la Palma
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