¿Qué es el Reino de Dios?
Me cuenta, al llegar de la comida de Navidad, que el profesor de filosofía, que siempre anima los encuentros con la armónica, amén de anécdotas y chascarrillos, le ha tirado los tejos. Lo primero que he hecho ha sido negar con la cabeza, lo segundo, sonreír, y lo tercero, preguntarle retóricamente que si ese hombre no sabe que está casada y tiene un bebé. «Claro que lo sabe», ha sido su respuesta, también retórica, y como queriendo dar a entender que su comportamiento escapa a toda lógica.
Ella se ha venido de las primeras, con dos compañeras, en el coche.
El profe de filo, según me ha dicho, ha propuesto seguir la celebración en su casa, donde él mismo animaría la reunión con tocando la guitarra.
Mientras me lo contaba, le daba de mamar al bebé y yo me vestía para salir a merendar y de paso despejarme. Ambos hemos convenido en que ese hombre está muy solo.
Una vez fuera, me he puesto los auriculares: Chet Baker, “Alone together”. Nada más cruzar la esquina, un sobresalto. Dos mujeres Testigos de Jehová, una mayor y otra joven; pongamos que de entre treinta y sesenta años. La mayor, extranjera, con un español torpe, aunque bastante aceptable, me ha abordado bruscamente:
—¿Sabes qué es el Reino de Dios».
—Sí, claro.
—¿Crees en Dios?
—Sí creo, sí.
A partir de ahí, todo tipo de indicaciones de lo que hacen, creen y donde se reúnen.
Tras una cordial despedida, me he acordado del profesor de filosofía. ¡Con la cantidad de mujeres que hay en el mundo!, y no tendría que ir muy lejos. Esas reuniones de los Testigos de Jehová deben de ser una mina de posibles futuras parejas sentimentales.
Jesús de la Palma
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