Populismos

No hay populista que no arremeta contra la casta es su carrera hacia el poder. La perturbadora figura de Milei no ha sido menos, pues como cualquier otro líder político que aspire a gobernar, sabe de buena mano que para ganarse al pueblo nada hay más efectivo que apelar a las emociones primarias. En la imagen, Felipe VI en la retaguardia. El mundo pertenece a unos pocos hombres con intereses espurios, y lo seguirá haciendo mientras la multitud se deje guiar por arengas belicosas, acusadamente marcadas por la tendenciosidad, así como por promesas utópicas de futuro. Solo cuando la gente pida libros de filosofía e historia, como pide pan y vivienda, y de este modo puedan ejercer como válidos interlocutores a la hora de depositar su voto en la urna, cabrá la posibilidad de que los líderes dejen de ser tiranos plegados al mandato de la casta, ídolos de arcilla.

Jesús de la Palma

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