Islas Afortunadas
Si ahora, en pleno mes de diciembre, me hablan de frío, no sé de qué me hablan. Cuando se aterriza y se accede a la terminal del aeropuerto, hay pancartas publicitarias que dan la bienvenida al viajero a las “Islas Afortunadas”. Las hermanas hablaban antes entre ellas y he escuchado del otro lado decir de un «frío que pela», cuando yo aquí aún voy en pantalón corto. Montesquieu dedica varios capítulos de su Espíritu de las leyes a condenar y hasta caricaturizar el carácter disoluto y holgazán de los pueblos meridionales. Siendo andaluz, podría haber cerrado el libro algunas páginas atrás; incluso si me apremio, no haberlo abierto, por ser jurista y aristócrata, además de racista. Pero, como él mismo apunta en otro de los capítulos: «Los conocimientos hacen amables a los hombres; la razón los lleva a la humanidad: son los prejuicios lo que los hace renunciar a ella».
Jesús de la Palma
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