Tomorrow is today
La discografía de Billy Joel se puede escuchar y estudiar de forma sistemática; en algún momento me detendré para dedicarle un comentario más o menos extenso. Recuerdo un sueño. Hay sueños que dejan huella. Asistí a mi propio funeral y sonaba Tomorrow is today. En mi boda sonaron dos canciones, las eligió ella, fue un regalo, el más íntimo que me hayan hecho nunca: al comienzo: Rob Costlow, Meant to be; para finalizar, Billy Joel, Just the way you are. Me costó contener la emoción más de lo que no hubiera podido imaginar. La música tiene un efecto catalizador de las emociones. Piano man es una obra maestra, una canción atemporal. La segunda historia de Olive Kitteridge, la novela de Elizabeth Strout, se titula La pianista. La protagonista se llama Angela O’Meara, pero todos la llaman Angie, y toca el piano cuatro noches a la semana en el salón de copas del Warehouse Bar and Grill. Como en la canción de Billy Joel, escudriña el alma de los asistentes de forma lúcida y transparente. La forma de escrutar la mirada de Simon me deja clavado en la hoja y con necesidad de reflexionar y escribir sobre ello: «Sumergida en la música de aquella forma, comprendió muchas cosas. Comprendió que Simon era un hombre desencantado si, a su edad, necesitaba decirle que ella le había dado pena durante años. Comprendió que, mientras circulara por la carretera de regreso a Boston, de regreso a la mujer con quien había criado tres hijos, una parte de él estaría satisfecha de haberla visto como lo había hecho aquella noche, y comprendió que aquella forma de consuelo era aplicable a muchas personas».
Jesús de la Palma
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