Escafismo

Me trae aquí un caso especialmente brutal de tortura llevado a cabo en el Imperio persa, no obstante cabe aclarar que las formas de tortura, aunque se han sofisticado, ni mucho menos han desaparecido, porque 1.080 euros brutos al mes en 14 pagas como salario mínimo en 2023, en España, y en relación con el precio de la vivienda y la cesta de la compra, es una forma de tortura. En el ocio ni se le ocurra pensar al milochentaeurista. Por si con aquello no bastará, la ensalada de pobreza y precariedad está aderezada con un discurso político que desvía el debate a si independentistas, fascistas o machistas; amén de una parrilla televisiva de una vaciedad más propia de los homínidos, que a su vez es replicada de forma masiva por los televidentes en sus perfiles redes sociales, con lo que no se consigue sino perpetuar el analfabetismo y la mansedumbre en la base de la sociedad. Ya de por sí la esclavitud es una forma de tortura, pero si al infame plato que se le sirve cada día a la mesa al precariado, se le suma una acusada sensación de miedo a perder el puesto de trabajo, siempre fomentada por quienes tienen el poder de secuestrar el discurso, el escenario pasa a ser tremebundo. Puestos en contexto, ahora sí, cabe relatar la más infame de las torturas de las que por el momento haya tenido yo noticia. Con el nombre de escafismo, y por la cual fue muerto Mitridates, por orden de Artajerjes II, al decimoséptimo día, tras introducirlo en una caja de madera que le inmovilizaba el cuerpo, dejándole fuera cabeza y extremidades. En esta posición le daban de comer, y si se negaba, le punzaban los ojos; después de comer le daban miel y leche mezcladas, echándoselas en la boca y derramándoselas por la cara, volviéndolo de esta manera al Sol, de modo que le diera en los ojos, al tiempo que la cara se le cubría de moscas; como dentro no podía evitar hacer las necesidades propias del que come y bebe, los bichos que se engendraban de los excrementos tendían a introducírsele en el cuerpo.

Jesús de la Palma 





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