Cande y Jesús, nuestro enlace, 29/12/23
Decir que hoy es el día más feliz de mi vida puede resultar redundante y hasta vulgar. Vulgar no en su sentido peyorativo, sino etimológico. Pero siendo fiel a la verdad, como no podía ser de otro modo en estas especiales circunstancias, no puedo sino decir la verdad, y la verdad es esa, y no otra. Es un día tan especial porque se cumple el sueño de enlazarme formalmente, a ojos del mundo, con la única mujer a la que he amado. No obstante, para que un día sea el más especial de la vida de una persona, no basta con la alegría bulliciosa, propia de los acontecimientos sorpresivos, inesperados; los momentos más felices en la vida de las personas vienen tras un largo camino recorrido, y siempre avalados por el esfuerzo, la bondad, la honestidad y la comprensión. El día más feliz en la vida de una persona hay que trabajarlo como se trabaja el cristal: con paciencia y delicadeza. Hoy, Cande, mi amor, es el día más feliz de mi vida porque, como dice la canción, sin ti no soy nada. Me has dado el regalo de la vida doblemente: salvándomela, y a través de nuestro precioso y amado hijo Manuel. Salvándomela porque, parafraseando a Aristóteles en su Ética, cuando nos enseña que una vida sin amigos no merece ser vivida, es mi sentir que, sin amor, la vida no merece ser vivida. Por eso puedo decir, sin miedo a errar en el dictamen, que hoy es el día más feliz de mi vida.
Jesús de la Palma
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