Calle Amargura

Si yo viviera en la calle Amargura lo haría en una casa chica, sin cochera y con un patio interior. Una casa antigua, de dos dormitorios, salón, cocina y un cuarto de baño. Todo en una misma planta. Allí leería durante todo el día y escribiría durante toda la noche y sería feliz a mi manera. Escribiría un cuento que empezara diciendo: «Amargura es lo que sienten los que no les gusta el mundo tal y como es, y por eso muy a menudo suelen estar solos, porque no entienden a los contentos, que son muchos, y que hasta al chasquido del látigo le ponen buena cara».

Jesús de la Palma

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