Tarde de viernes
Después de la charla filosófica del otro día con la fisioterapeuta no hemos vuelto a entrar en conversación. Han sido dos sesiones desde entonces en las que no hemos cruzado palabra más allá del saludo y la despedida.
Cuando he salido me he encontrado con ella y el niño en la consulta de la pediatra.
Después hemos ido a merendar. Le he dado a leer el cuento que estoy escribiendo y ha leído solo unas líneas; nos íbamos al supermercado. Me ha dicho que ha encontrado demasiados datos.
Lo revisaré. Pero de entrada me he desalentado. No digo que no lleve razón. Lo que sucede es me cuesta mucho hilvanar una historia de ficción. Además, me dado cuenta de que siempre hablo de lo mismo cuando trato de novelar mi vida. Hay tres o cuatro acontecimientos que repito siempre, cuando en realidad tengo material en abundancia.
Jesús de la Palma
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