Mascotas
Narra Plutarco en su “Vida de Pericles” el caso de ciertos forasteros ricos que llegaron a Roma con pequeños perritos y monitos en brazos, a los que César, sumamente contrariado, según parece, les preguntó si las mujeres en su tierra no parían niños. Lo que me lleva a pensar en la extendida práctica actual de tener animales por hijos no solo entre los ricos, que los tienen a la par que a sus dilatadas progenies, sino que abarca a su vez a todos los estratos sociales; pero lo que preocupa, o al menos debería hacerlo, es hasta qué punto es saludable emocionalmente, o no más que otra imposición por parte del doctrinario y sanguinario régimen capitalista, trasladar, por una manifiesta imposibilidad de sustentar económicamente un proyecto de futuro y compromiso entre iguales, la inclinación natural que hay en nosotros al amor y el afecto familiar a los animales.
Jesús de la Palma
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