La tiranía del mérito
De chico me apuntaron a una carrera. La memoria me dice que fue en terreno urbano. ¿Maracena? Es tarde para saberlo, no queda nadie a quien preguntarle, y la memoria es una embustera licenciada. Dieron la señal de salida y a los pocos metros ya iba rezagado. Nunca me ha gustado correr, y mucho menos competir. No tengo el ímpetu natural necesario para medirme con los otros. Tomé un atajo y me perdí, y perdido sigo. O coloso o enano, no encuentro el término medio, el camino, pues no reconozco sino cierto regusto a tiranía en la lógica meritocrática.
Jesús de la Palma
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