Un gesto romántico

En la cafetería. Él y ella. Jóvenes. Ropa oscura, entre vaquera y deportiva. Parecen jevis. Sobre todo él, que luce una larga melena y una barba rala y descuidada. Los dos llevan botas de montaña y pantalones cortos. Lo más llamativo es que, en un inocente gesto romántico, se han intercambiado los calcetines, y así cada uno lleva uno de cada par. ¿Por qué le otorgo a él el papel de víctima propiciatoria y le auguro un mal futuro en la relación? 

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”

Cuajo