Política de privacidad

Anteayer me apareció un aviso en la pantalla del teléfono mientras usaba Facebook: si quiere usted seguir usando la aplicación, suscríbase a la modalidad de pago mensual y disfrute de una experiencia sin anuncios, o acepte nuestra política de privacidad. Al momento pensé que era culpa mía haberme metido en ese berenjenal. ¿¡Qué botón había pulsado!? Pero rápidamente entendí que era una notificación genérica: el propio Facebook “pasando el cepillo”. Luego lo comprobé con ella, que también había recibido el aviso. De Facebook uno se puede marchar cuando quiera, pues sin la plataforma de redes sociales se puede vivir perfectamente, e incluso mejor. Pero, ay, qué decir de las entidades financieras, cuando también deciden “pasar el cepillo”, o las multinacionales petroleras o las grandes empresas energéticas o los grandes propietarios inmobiliarios o las grandes comercializadoras de alimentos y hasta los propios Estados, y qué sabe uno cuántos más se suben al carro del “fuego y el saqueo”; porque todas estas organizaciones criminales no pasan el cepillo, sino que se sacan de sendos costados dos Smith & Wesson 500 al más puro estilo cuatrero de los westerns americanos y despluman al contribuyente en proporción inversa: cuanto menos tiene, más le roban. 

Jesús de la Palma 

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