Desollamiento

La fisioterapeuta es joven. Podría ser mi hija, por edad. Me preguntó el nombre y entabló conversación. Me contó donde nació y cuánto tiempo llevaba aquí. Yo le conté cómo me había lesionado: en una clase de bicicleta en interior. Se descubría en su forma de hablar una inocencia aún no corrompida por la experiencia. Más tarde pensé en cómo a mí, con el transcurrir de los años, las experiencias vitales me arrancaron la inocencia como se le arrancaba a un condenado la piel a tiras en Asiria, Alta Mesopotamia. Luego abracé mi libertad de acción y dejé de sentir que “el mundo me había hecho así”, y comencé a otorgarme un meditado y moderado mérito por la determinación propia. ¡Qué hacer con lo que hicieron de nosotros! Pero esta idea no es nada original; ya Homero abrazaba el existencialismo cuando los sucesos ordinarios y comunes que se gobiernan con la razón los ponía a cuenta de lo que está en nuestro poder.

Jesús de la Palma 


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