“Boca”

El “niño (viral) de Boca”, completamente ajeno, por su edad, a la desgracia que se cierne sobre él mismo y su familia, lo que lo hace aún más digno de compasión: «Rifamos la moto de mi papá, rifamos “la Play”, para venir acá, ¡y no tenemos ni entradas! Pero mirá lo que es esto, mirá lo que es esto —al periodista—, esto es Boca, loco. ¡Dale, Boca!». 

Este fanatismo es el que mantiene a la humanidad en pañales, con la población gobernada mediante la superchería y la riqueza siempre acumulada en unas pocas manos, contribuyendo así perennemente al desarrollo de un sistema que fomenta la desigualdad de manera impía. 

A medio día abren el telediario de La 1 con las multitudinarias protestas contra la amnistía de los presos del “procés”: mismo fanatismo, diferente escenario. Un infantilismo psíquico que participa del delirio colectivo.

En “El malestar en la cultura”, Freud hace referencia a un sentimiento religioso que cataloga de «oceánico» y que, en referencia a sí mismo, asegura: «No logro descubrir en mí este sentimiento». Nos dice, asimismo, que, «tal como nos ha sido impuesta, la vida nos resulta demasiado pesada», y que «para soportarla, no podemos pasarnos sin lenitivos». De los que enumera a continuación tres especies, de las cuales rescató una, a saber: «Distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria».

Jesús de la Palma 

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