Seres narrativos
Somos seres narrativos. La característica diferenciadora del ser humano respecto al resto de especies es la capacidad para contar historias. Otros animales cazan como nosotros y buscan agua y construyen nidos y establecen jerarquías y hasta ponen una piedra sobre otra; pero solo los hombres somos capaces de narrar el pasado y el presente y de inventarnos el futuro. Yo narro mi pasado a diario en un monólogo interno que no cesa, y lo voy moldeando como un bloque de plastilina que nunca termina de endurecerse. La materia prima es siempre la misma, pero cada día le doy una forma distinta. A este respecto estoy de acuerdo con algunos estudiosos cuando afirman que la Literatura es una disciplina científica. La Psicología y la Psiquiatría críticas, en tanto que practican la escucha activa, tienen más en común con la Literatura que con la Medicina. El Periodismo es otra rama moderna de la Literatura, por desgracia cada vez más ideológica y moralmente prostituida. Susan Sontag lo advierte en su ensayo titulado “Ante el dolor de los demás”, a saber: «Las guerras son ahora también las vistas y sonidos de las salas de estar». En septiembre de 2023 ningún telediario abre ya con noticias de la guerra de Ucrania. Hemos convertido las violentas muertes en masa en un ejercicio de voyerismo obsceno de temporada. Quien hoy pretenda estar sensibilizado ha de acudir a medios especializados, como el perfil de Instagram del fotoperiodista Evgeniy Maloletka, que sigue narrando y denunciando periódicamente los horrores del conflicto bélico de manera explícita. “Seattle stories (Historias de Seattle)” es otro perfil de Instagram que otorga voz a personas que han terminado padeciendo el sinhogarismo. Rubén Díez, conocido en Redes como Lethal Crysis, ayer mismo estrenó en un cine de Barcelona un documental sobre la devastadora crisis migratoria que atraviesa el mar Mediterráneo. No me sorprendió que se mostrará eufórico en su perfil de Instagram anunciando la venta completa de entradas a pocas horas del estreno, y tampoco escribo sobre él con ánimo procesal, pero sí me queda la pregunta de hasta qué punto estamos haciendo un buen uso o no de la narrativa, la herramienta más poderosa de cambio que tenemos como especie.
Jesús de la Palma
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