Porteo

De vuelta porteo a M. A en la mochila. Está en el carricoche y se queja porque ya tiene sueño. Se duerme al poco. Le digo a ella que también porteé a J. «Veintisiete años después, mírate», ha apostillado ella. 

Esta mañana he hablado por teléfono con J. Una hora, veintiocho minutos y treinta y tres segundos. Más tarde hemos intercambiado mensajes de guásap con cosas que se habían quedado pendientes y también le he enviado fotos de su hermano. Me ha dicho que está muy guapo y muy grande. 

Estando en el centro comercial le he dicho a C. que aquí me siento muy cómodo y en parte soy más feliz porque no conozco a nadie y nadie me conoce a mí. Ha mostrado un gesto que denotaba compasión, aunque ya sabe cómo soy y por lo tanto no le ha dado demasiada importancia. Son ya algunos años juntos. 

Llegando, se me ha ocurrido preguntarle que si conoce a algún tonto que rehúya a la gente.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”