Vida inteligente

Aunque no es fácil encontrarlo, gracias a Dios, fuera del discurso imperante, secuestrado por la élite financiera, hay vida inteligente. Ese discurso de trabaja o muere, porque no existe la sociedad, sino el individuo. Hace unos días, en un momento de espera, mientras deslizaba el dedo sobre la pantalla del teléfono viendo contenido creado para estupidizarnos aún más de lo que ya estamos como sociedad, me detuve en un vídeo donde aparecía un joven con una severa discapacidad física cargando sacos a destajo; la imagen era inhumana, y rodada en un país en vías de desarrollo; cualquiera con un mínimo de sentido común se habría sentido dolido, consternado, indignado; no obstante, la mayoría de los comentarios, provinientes de occidentales, tenían un tono de revancha, con el que incitaban a copiar su ejemplo. ¿Donde queda la esperanza de cambio, de mejora, cuando los propios esclavos son los mismos que piden más cadenas?

Jesús de la Palma 

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