Viaje inminente

Viaje inminente. 

Poca lectura en los últimos días, a un ritmo, de media, de tres a cuatro páginas por jornada. Grecia, la Antigüedad. 

Hoy, comida de despedida en familia. Somos muchos y charlamos distendidamente: actualidad, crianza de los hijos, deporte, alimentación... En el momento para el descanso aprovecho para leer unas páginas, en estas ocasiones suelo recurrir a los diarios: entradas cortas e independientes entre sí. Perfectas para momentos de lectura puntual.

Cioran, un 27 de septiembre de 1959, escribe: «Accesos de cólera de la mañana a la noche. Me peleo con los comerciantes, con todo el mundo. Tras cada arrebato, sentimiento de humillación. Reacciones de individuo “odioso” y, en consecuencia, asco de uno mismo. Todo aquel que vende algo me pone fuera de mí».

En este momento nada me gustaría más que poder hablar con Cioran y decirle que lo entiendo, porque a mí me sucede lo mismo. Exactamente lo mismo. Fuera de mi entorno más íntimo tengo la sensación de estar en la jungla. No hace mucho, por diversas circunstancias, me he visto en la obligación de acudir a dos organismos públicos con la finalidad de hacer frente al pago de diversos impuestos. Impuestos revolucionarios. En ambos casos, encono, indignación, enfrentamiento con el funcionario de turno; más tarde, arrepentimiento. 

Por otra parte, la gente que habla de “sus negocios”, de compras y ventas, de dinero, de rentabilidad, de rendimiento laboral, me sume en un hondo pozo de angustia. Siento ganas de vomitar, siento que no soy de este mundo; en los casos más acusados, me siento extraterrestre, en los que menos, extranjero.

Jesús de la Palma 

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