Lavadero de cerebros
Ayer ella me enseñó una foto de Javier Milei y me preguntó que si sabía quién era; al responderle que sí, que si su pelo era de verdad; me mostré asertivo de nuevo y le dije que lo apodan “el peluca Milei”. Hoy han abierto el telediario de La 1 con la noticia de su victoria en las elecciones primarias. Más adelante han dado otra noticia, intercalada con imágenes de abusos por parte de la autoridad competente en materia de prisiones: tres presos se han suicidado este pasado fin de semana en diferentes cárceles italianas. También han hecho referencia al catastrófico incendio en la isla de Maui. Más tarde, un artículo de la revista National Geographic sobre los hikikomori: hombres jóvenes que no han participado en la sociedad o mostrado el deseo de hacerlo durante al menos un año y dependen completamente de sus padres. Según narra el articulista, Laurence Butet-Roch,en 2019, el psicólogo Saitō Tamaki llegó a hablar de la posibilidad de que hasta diez millones de personas hayan optado por aislarse de la sociedad. Esto último me lleva a pensar en un verso de la canción del rapero Ill Bill, al que, por cierto, tuve la oportunidad de ver en directo, llamada “La sociedad es un lavado de cerebro”, y que dice así: «Dios está del lado de los que tienen dinero y grandes ejércitos. Reza por la muerte entre estos zombis con el cerebro lavado». Por mi parte, nunca he sido un hikikomori ni nada que se le parezca, pero sí pienso que la sociedad, tal y como la conocemos, habría que dinamitarla desde dentro y reconstruirla, por lo que, aunque salgo a la calle y me relaciono, lo hago en gran medida porque no tengo más alternativa.
Jesús de la Palma
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