La magia está en la mente

Me miro en la foto de hoy, la que me he hecho con la camiseta de Robert De Niro en “El rey de la comedia”, y me veo mayor. Esto es así porque durante todo el tiempo anterior he sido más joven que ahora, pero si Dios me guarda la salud, un día veré la misma foto y me veré joven donde hoy me veo mayor.

Ayer por la tarde, M., de cinco añitos, me preguntó la edad. A lo que le respondí con otra pregunta: «¿Cuántos años crees que tengo?». Milagrosamente, acertó. Acto seguido, a ella. Y sí, con el mismo resultado. Ninguno de los dos dábamos crédito.

He llegado a ese momento de la vida donde, aunque no la oculto, no siento la necesidad de decir la edad. 

Acabo de ver la película que narra la vida de Alan Turing. La que es su prometida durante un breve periodo de tiempo, tras confesarle él su homosexualidad, cede, transige y le dice que no le importa, que los une algo más importante, que son sus mentes. No obstante él se niega a seguir con el compromiso. 

Me ha parecido una película muy inteligente y con una trama ágil, que mantiene bien el suspense.

Hasta 1967 la homosexualidad en Inglaterra se consideraba delito. 

No he visto “Martín (Hache)”, la película; tan solo el archiconocido fragmento que circula por las redes donde Dante expresa abiertamente su homosexualidad tras la inquerencia de Hache y termina diciendo que «hay que follarse a las mentes». 

Personalmente siempre me han seducido más las mentes que los cuerpos, y por eso entiendo a la prometida de Turing cuando se muestra dispuesta a aceptar su homosexualidad, con tal de permanecer a su lado y poder unirse a su mente; y entiendo a Dante cuando dice lo de que «hay que follarse a las mentes». 

En el Teeteto, Platón, porque todo pasa necesariamente por él, se dirige a Teeteto en los siguientes términos: «Sí, eres bello, Teeteto, no llevaba razón Teodoro cuando decía que eras feo, pues el que habla bien es una bella y excelente persona».

Jesús de la Palma 








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