Gestos

Mi padre se sentaba aquí, justo en este lado del sofá donde estoy yo ahora. Su espíritu me posee y escribo sobre él. Tras la muerte de los padres toda vida afectiva se torna una huída. Se huye del presente, se busca desconsoladamente, bien en el pasado, en el profundo y oscuro refugio de la soledad; bien con miras a futuro, deseantes de poder encontrar quien nos dé consuelo. Llevo su anillo y me peino con su peine. Cada vez que cruzo el pasillo acaricio su foto. Los buenos días y las buenas noches se los doy a las fotos de ambos. Aquella jactancia de juventud que me decía que estábamos solos en el mundo ha sido aniquilada por un poder superior a cualquier entendimiento. Pensar en ellos es pensar en Dios; hablar con ellos, tocar sus fotografías; peinarme con su peine y llevar su anillo, ¿qué son, sino una teología?

Jesús de la Palma 

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