50 aniversario del hiphop

Hay dos grupos de hiphop por los que siento predilección. Uno de blancos, Non Phixion, con marcadas influencias musicales del heavy metal y un impetuoso mensaje de crítica social y política; el otro, de negros, es Mobb Deep, con un mensaje violento que reclama la visibilidad de los bajos fondos neoyorquinos. 

Ambos grupos han desaparecido. 

El primero, Non Phixion, se disolvió; el otro, Mobb Deep, sigue en activo, aunque con un matiz muy importante, ya que uno de los dos componentes, Prodigy of Mobb Deep, falleció en 2017, y ahora el grupo, con un nuevo integrante, Big Noyd, solo hace giras con canciones de siempre, sin la posibilidad de volver al estudio a crear nuevo material. 

A los dos grupos he tenido la suerte de verlos en directo; a Mobb Deep hasta en dos ocasiones.

Cada uno de los grupos tenía su líder; de Non Phixion, Ill Bill, y de Mobb Deep, el lamentablemente fallecido Prodigy. 

No obstante, hoy solo vengo a hablar de Ill Bill, pues aunque Prodigy, en sus últimos días, comenzó a escribir letras con un contenido más intelectual que las del rap gánster que lo caracterizaba, lo cual se puede apreciar en su último disco en solitario, titulado “Hegelian dilectic (Dialéctica hegeliana)”, Ill Bill se ha caracterizado desde el comienzo por una letras siempre provocativas y reivindicativas. 

Lo del “Loco Bill”, en realidad, es una historia aparte. Nunca he escuchado nada igual. Con Non Phixion era bueno, pero es que su carrera en solitario ha sido, cualitativamente hablando, estelar. 

Su obra maestra se titula “The hour of reprisal (La hora de la venganza)”, de ahí sale su tema “Society is a brainwashed (La sociedad es un lavado de cerebro)”, del que antes hablaba. 

Hay otra canción que no solo musicalmente destaca entre las otras, sino que líricamente es de una fuerza desintegradora. Un golpe de realidad y un ejercicio de honestidad desgarradores, se titula “My uncle (Mi tío)”.  El estribillo es de una contundencia apabullante. Dice así: «Mi tío se inyecta heroína, mi padre solía consumir cocaína; mi madre solía fumar hierba con sus amigos cuando yo tenía ocho años. Yo fumaba hierba a los doce años y la vendía a los catorce. El rap de conciencia es una mierda y el rap gánster es un fraude. Esto es rap de verdad, así que ya puedes ir golpeándote la cabeza contra la pared junto a este ritmo».

Jesús de la Palma 

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